Pérez-Reverte es mi pluma favorita en castellano. Al comparárselo a Belisario Betancur, su amigo cercano y visitante frecuente de la Fundación Santillana, con Alejandro Dumas padre me contestó: “Es ameno como Dumas, pero más cautivante”. En sus obras hay historia, reflexiones filosóficas, citas clásicas y folclóricas siempre pertinentes. Describe la guerra con una suavidad que le hace perder crueldad y el amor con una sencillez que le hace perder peligrosidad. Casi todo ambientado en España, tiene episodios y remembranzas hispanoamericanas y colombianas de gran valor. Contemporáneo, es imbatible; en el siglo XX, irrebatible; en los años dorados y decadentes del Imperio Español, es crítico, romántico y patriota; la saga del Capitán Alatriste es una lectura obligada para quien quiera entender a España en sus glorias, derrotas, lealtades y traiciones; su versión de la Guerra Civil Española hay que tenerla siempre en cuenta al juzgarla. En “Línea de Fuego” dice una combatiente republicana que la democracia es un sistema para cambiar de tirano cada cuatro años. Pero no.
La democracia evolucionó para que las ideas pudieran competir periódicamente en cuanto a su eficacia para el cumplimiento de metas sociales en materia de felicidad, seguridad, prosperidad y equidad. Cada cuatro años se debe mirar si lo que hizo el que se va mejora lo alcanzado por su antecesor o no. Si hubo alternancia, se mira si valió la pena el cambio de dirección en las políticas públicas. Siempre habrá lugar para corregir errores.
El Presidente Petro y su Mindefensa Velásquez encuentran una seguridad desprestigiada en la opinión pública, deteriorada in situ y cuestionada por los intentos de politización de las FFAA. Además de conocer a sus generales, la nueva administración debe ganarse su respeto y confianza para que las órdenes sean cumplidas no solo por ser órdenes, sino porque tienen en cuenta los procesos y la idiosincrasia de una Fuerza Pública moderna, exitosa, profesional y respetuosa de las instituciones. Reformas, todas las que quieran. Respeto, todo el que puedan. La comprensión cabal de ese medio millón de hombres y mujeres que escogieron una profesión muy distinta a todas las otras, es inexorable. La disciplina, necesaria.
Las cifras de Mindefensa a junio pasado, comparadas con 2018, reafirman el grave error de haber abandonado la Paz:
Los soldados y policías asesinados son 25% por ciento más que en 2018. Más sacrificados y menos seguridad: ¡Qué paradoja!
La tasa de homicidios por cien mil habitantes subió a pesar de haber crecido la población y los casos de muertes violentas que habían caído a menos de 1.000 mensuales, subieron a más de 1.100 por mes con aumento del 10% a 30 de junio.
Las masacres pasaron de 7 en 2018 a 9 este año, con un pico terrible de 17 en 2021.
El secuestro extorsivo subió de 48 casos en el primer semestre de 2018 a 51 casos este año, aumento del 9%.
Los hurtos denunciados pasaron de 122.00 eventos semestrales a 150.000, incremento del 21%. La extorsión denunciada pasó de 3.600 casos en los primeros seis meses de 2018, a 3.750 en los mismos meses de 2022.
Los actos de terrorismo a junio de 2018 sumaron 91, mientras los de este año fueron más de 350 con aumento del 150%.
No se cumplió el acuerdo con los EE. UU. que quería corregir la parálisis en la lucha contra los cultivos ilícitos protagonizada por Mindefensa entre 2013 y 2015; al cierre de 2022 el total de hectáreas de coca debería ser menor a 80.000, meta que no se alcanzará porque el entusiasmo erradicador de este gobierno fue efímero.
Las incautaciones y golpes de mano y de suerte contra las organizaciones armadas, no compensan el error de desmantelar la negociación con el Eln también impulsada por el gobierno Santos.
Agosto arranca con la necesidad de retomar el camino de paz y seguridad que quedó señalado hace cuatro años, como gran legado para la transformación de Colombia.