En estos días de confinamiento vienen a la mente, en tropel, remembranzas que se han ido desdibujando, luego de tanto tiempo almacenadas. Pienso hoy, después de cuatro décadas, en los años universitarios, los condiscípulos y los maestros. Docentes con recia formación jurídica y política. En aquellos años, presididos por la Guerra Fría, la política en la Universidad Libre, seccional Atlántico, estaba dominada por liberales y marxistas. Al fin y al cabo, la fundaron los liberales masones y la III estrofa del Himno de la universidad aún dice, aunque ya como simple retórica: “…, por el pueblo la revolución”.
De los profesores, recuerdo, por ejemplo, al samario Alfonso Jacquin Gutiérrez, abogado de la Universidad del Atlántico, quien, en 1980, con 31 años de edad, era toda una autoridad en la materia que nos dictaba: Derecho Constitucional General. Con el profesor Jacquin se dio la casualidad que fue el primer profesor que entró a dictar clase, cuando iniciábamos la carrera; y cuando terminamos estudios, se despidió con la mayor osadía que tuvo: ideó la toma del Palacio de Justicia, en Bogotá, la que hizo efectiva el miércoles 6 de noviembre de 1985, junto con el abogado cienaguero Andrés Almarales Manga.
Recuerdo, también, a Juan Bautista Arteta de la Hoz, mi profesor de Sociología, sobrino de Luis Eduardo Nieto Arteta, que destacaron en varias ramas del saber: derecho, filosofía, economía, literatura, sociología, historia, ciencias políticas, etc. Se puede decir, sin hipérbole, que ningún saber ha sido indiferente a esta familia. Juan B. Arteta era vástago de una familia terrateniente y próspera del municipio atlanticense Juan de Acosta, era un abogado javeriano -de la época del padre Gabriel Giraldo- y siempre fue dirigente de izquierda. En aquella época se desempeñaba como Secretario General del Partido Comunista del Atlántico y era miembro del Comité Central, entidades a las que le entregó todo su patrimonio económico. Además, fue concejal de Barranquilla por el PCC y luego por la UP. Esta familia Arteta es - de cuna - aristócrata del saber y el dinero.
Finalmente, mi profesor de Derecho Internacional Público fue Amílcar Guido Jiménez, abogado de la Universidad Nacional con postgrado en esa rama en la Universidad de Lomonósov, de Moscú, en plena Guerra Fría. Cuando llegó a la Universidad Libre venía de ser docente de derecho en la Universidad de La Habana, Cuba. Siempre fue dirigente del Partido Comunista Colombiano -PCC- y uno de los fundadores del Polo Democrático Alternativo -PDA-. Su oratoria era encendida en los meetings universitarios, y con mayor razón cuando en el campus de la universidad aparecía César Ordóñez Quintero, el presidente nacional. En 1983 publicó un libro titulado “América Latina y la no intervención”, con prólogo del excanciller conservador Alfredo Vásquez Carrizosa: los dos extremos ideológicos pero grandes amigos. Ninguna universidad quiso patrocinar la edición y la hizo de su propio peculio, con lanzamiento en un restaurante al norte de Barranquilla -Dragón Fénix-, velada amena con sus amigos y algunos estudiantes intrusos. ¡Tiempos inolvidables!