Cuando se produce una elección tanto presidencial como legislativa los ciudadanos guardan la esperanza que el programa expuesto por el candidato se cumpla. Siempre existe la incertidumbre de las promesas incumplidas, de los planes olvidados, escurridizos en las agendas de los políticos que una vez cumplido su objetivo se olvidan de sus electores.
Con la designación de Gustavo Petro Urrego, un militante de la izquierda que rompió la hegemonía de los partidos de derecha en Colombia, no es diferente. Se espera mucho de su programa de gobierno porque contempla pasos agigantados de desarrollo para un país que ostenta deshonrosamente uno de los mayores puestos en cuanto a la desigualdad e injustica social a nivel mundial. El tratar de minimizar todos estos graves problemas de nuestra nación es una tarea demasiado ardua, pero tampoco imposible, que necesita de una verdadera unión, donde los políticos gobiernistas atornillados en las diferentes castas que han dominado el panorama sepan reconocer en el nuevo mandatario los puntos buenos y asequibles que ofrece.
De otra forma no se consolidarán algunos de los temas que el señor Petro, creo que con toda pasión y amor por la nación plantea. Los detractores de Petro mofándose de sus propuestas mencionan que el presupuesto no alcanza para cubrir, por ejemplo, más subsidios para los estratos menos beneficiados. Aquí hay que hacer reconocimiento público para el presidente Duque que logró instaurar el Ingreso solidario a más de 4 millones de hogares. Esa ley de Inversión Social ha permitido atención a los hogares de pobreza extrema y es factible su continuación con la distribución apropiada del presupuesto nacional que, para este 2022 ronda por más de 350 billones de pesos, entonces lo esencial es la voluntad política para continuar con este programa que inicialmente se aprobó para atender las afugias de la pandemia por el Covid 19.
Asimismo, el ofrecimiento de educación universitaria gratis ya fue implementada por el actual presidente Duque en el segundo semestre de 2021 y el objetivo que plantearon junto con la ministra de educación, es convertir ese beneficio en política de estado. Entonces podemos visualizar que, sí se pueden hacer grandes reformas sociales, no solamente por esta emergencia sanitaria mundial, sino definitivamente ofreciendo a los estratos 1, 2 y 3 la posibilidad de acceder a estudios tecnológicos y profesionales. Otra de las propuestas del programa de Petro es el acceso al agua potable en forma gratuita en su mínimo vital, y en esto ya tienen experiencia por cuanto lo implementó en su alcaldía de Bogotá.
Dentro de los puntos más polémicos están lo de ofrecer un bono pensional a toda aquella población excluida y la aplicación del sistema de pilares tomando elementos de lo aplicado en Holanda. En su momento causó gran revuelo esa propuesta y se espera que sea revaluada. Y en la parte tributaria sus propuestas también han despertado controversias puesto que toca los beneficios aplicados que dejan de percibir cerca de un 3,5% del Producto Interno Bruto.