En recientes y desafortunadas declaraciones una de las fieles escuderas del eterno del ubérrimo defendió la utilización del pesticida dentro del programa de erradicación de cultivos ilícitos.
Muy distinto es despotricar y opinar desde un escritorio o desde una cómoda oficina pagada por los contribuyentes, que padecer y estar metido de cabeza en el asunto. Mucho menos traer al estrado de las discusiones una simple y peligrosa comparación.
Es bien sabido de los peligros que significa la aspersión de un poderoso veneno sobre especies vegetales y la pérfida influencia sobre la salud de los humanos. Han querido minimizar su efecto dañino diciendo que se va a utilizar su aplicación con drones. Como si fuera tan fácil cubrir la enorme extensión de cultivos con aparatos tan limitados y vulnerables.
Pero el gran negocio debe seguir; los productores no cesarán de empujar hacia sus desfondados bolsillos los enormes réditos del negocio; los intermediarios, llámense compradores o contratistas y los legisladores desde sus lujosas oficinas no dejarán de recibir buena parte del negocio.
La erradicación no se acabará ni por las buenas como ya se ha intentado ni por las malas. Los supuestos programas de sustitución son un canto a la bandera y ya se ha demostrado; es considerable el número de muertes de campesinos que defienden el único sustento que tienen.
La secular indiferencia y el abandono de inmensas zonas del país los quieren disimular con acciones violentas como siempre ha sucedido: los sesudos gobernantes vociferan y dan órdenes desde la lejana capital simulando que están gobernando…
Y para agregarle más leña al fuego, aparece vociferando la dama con nombre de ave inofensiva comparando alegremente dos tratamientos bastante diferentes. El glifosato es un veneno poderoso que no discrimina en su feroz ataque; destruye la hoja de coca y cultivos de pancoger. Se introduce por vías aéreas y por la piel en los humanos. La quimioterapia se aplica selectivamente en el organismo del enfermo y aunque produce efectos colaterales porque ataca por igual células sanas, destruye buena parte de las cancerosas y permite extender en el tiempo la vida del enfermo.El glifosato destruye y mata indiscriminadamente sin escoger la víctima; la quimioterapia escoge y es selectiva en su efecto.
Debería, la dama cuyo nombre es sinónimo de paz, utilizar su estilo vociferante y ante el sagrado recinto de la democracia proponer mecanismos y legislar, no para destruir sino para edificar conciencias y programas reales que le permitan a los campesinos utilizar los recursos que da la naturaleza y cultivar su sustento y el de su familia de la mano de un gobierno que hasta el momento solo les ha dado olvido y bala.