Llevamos meses conviviendo con el virus, unos lamentablemente más de cerca que otros, pero desafortunadamente la historia no termina cuando la persona sufre la enfermedad y sobrevive. Existe un grupo considerable de pacientes que luego de haber padecido el COVID-19 desarrollarán problemas psicológicos. Se informa que un 30% de ellos ahora presentarán un problema de ansiedad llamado Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
Esta es una patología que aparece luego de que un individuo ha sufrido una situación trágica que ha puesto su vida, o la de los demás, en peligro inminente. Los ejemplos pueden ser: sobrevivir a un accidente aéreo, sufrir un choque en el carro con lesionados o muertos, que explote una bomba cerca de su casa con víctimas o sin ellas, o lo que padecen nuestros soldados en las incursiones de la selva jugándose el pellejo a diario. El asunto es que, haber estado enfermo de coronavirus y no morirse, se describe hoy en día como una situación tan estresante como las anteriores, a tal punto que puede desencadenar esta enfermedad.
El TEPT se caracteriza por tres síntomas principales, en primer lugar, la persona se mantiene alerta y asustada en todo momento, lo que se manifiesta por temor constante durante el día sin un motivo aparente y dificultad para dormir cuando llega la noche. En segundo lugar, reactividad, lo que trae consigo miedo cada vez que escucha hablar del coronavirus o de que alguien conocido se ha infectado, como si la situación se estuviera reviviendo de nuevo y, por último, la presencia de pesadillas relacionadas con la enfermedad o lo que se vivió durante el padecimiento, es decir, la persona sueña que está en cama y se está muriendo. Sin embargo, no todos los que tuvieron covid-19 van a desarrollar esta enfermedad, por lo que se han descrito varios factores de riesgo.
Los que más se han asociado al TEPT son la juventud y ser mujer, al igual que vivir solo. De igual manera si la persona estuvo hospitalizada o recibió oxígeno hace que este trastorno de ansiedad pueda aparecer con el tiempo. Aquellos que tienen hijos pequeños o viven con sus padres mayores parece que desarrollan mayor ansiedad cuando se recuperan de los problemas respiratorios, todo por el miedo a que sus seres queridos se hubieran enfermado y muerto.
Recordemos que en un principio a los pacientes con covid-19 se les mantenía aislados todo el tiempo, eran atendidos solo por el personal de salud y definitivamente rechazados. Luego de que se dieran a conocer estos datos y sobre todo que se supo más sobre el comportamiento del virus, además de la aparición de las vacunas, ahora en algunos países se les permite a las personas hospitalizadas que sus familiares les visiten por algunos minutos u horas en la clínica, de manera que no se sientan tan solos o abandonados, esto ha logrado disminuir el porcentaje de enfermos que desarrollan TEPT luego del alta.
Cuando las personas se encuentran hospitalizadas recibiendo tratamiento y oxígeno, se enteran de la evolución de los otros pacientes, al final, alguien hará comentarios que los mantienen al tanto sobre cómo siguen sus compañeros de habitación, lo que no deja de ser aterrador, pensando en que el próximo en la lista de la muerte es él, algo que influye notoriamente en la aparición de esta secuela psicológica.
Como podemos ver las complicaciones de esta enfermedad no son solamente a nivel pulmonar y físico. Sigue siendo importante la prevención para no caer en esta desgracia, usar tapabocas todo el tiempo, y sobre todo, no olvidar la vacuna.