En 2009, cuando estábamos en lo fino de la revaluación escribí un artículo inspirado en otro de Jeffery Frenkel y un colega* en el que analizaba la extraña evolución de la tasa de cambio que por estar pegada al euro se alejaba del dólar y de la competitividad en el mercado principal de exportación de los productos colombianos que es el de los Estados Unidos.
Nos preguntábamos entonces si en materia cambiaria nos encontrábamos en el lugar equivocado.
Hoy no hay duda de que lo estábamos y que esa política, quizás involuntaria, de usar el euro como ancla para la tasa de cambio nos condujo a un desequilibro que no se corrigió hasta que ocurrieron las maxi devaluaciones de los últimos dos año y tuvo posiblemente más impacto en la revaluación que el auge energético minero del que nos estamos devolviendo.
Esta indeseable experiencia del pasado reciente se está repitiendo ahora, una vez corregido el desequilibrio inducido por la revaluación, quizás excesivamente, volvemos a estar en el lugar equivocado.
Creemos estar en un régimen cambiario pero estamos en otro en la realidad.
Nuestra moneda vuelve a estar amarrada al ancla que no corresponde a las necesidades del comercio, esta vez no al euro pero si a los precios del petróleo, lo cual puede ser absolutamente perjudicial para el desarrollo de las exportaciones. Si suben los precios del petróleo a USD$ 50 por barril se devuelve la tasa de cambio, y si quedan por encima de USD$ 75 volvemos al mundo de la revaluación plena, lo que tiene el mismo efecto que tendría una dieta de azúcares para un diabético.
Un problema adicional que hay que tener en cuenta es que en las actuales circunstancias le conviene al Banco de la República que esto esté sucediendo porque la inflación sigue desbordada, superior al doble de la meta para este año. Si la tasa de cambio se devuelve les va a ayudar a que ese desfase sea menor.
No quiero decir con esto que el Banco esté contribuyendo a la revaluación, pero sí que no lo debe hacer con intervención, y es posible que las alzas de la tasa de interés estén atrayendo capitales golondrinas y añadan presión para que se revalúe el peso.
El gobierno y el Banco deben tener cuidado en no provocar revaluación y deben tomar medidas para que el peso no se aleje demasiado del dólar en el evento de un alza en los precios del petróleo. Una de ellas es no traer divisas en cantidades perturbadoras del mercado cambiario, como ha sucedido recientemente. En este contexto, sería muy positivo si la reducción de aranceles que tiene programada el gobierno se llevara a cabo más rápidamente. Ayudaría a reducir la inflación y haría más atractivo producir para el mercado externo.
Muy buena la intención del presidente Santos de reducir los impuestos a los exploradores de petróleo. También hace falta mejorar las condiciones de los nuevos contratos de exploración para hacerlos más atractivos y para que se pueda mantener o aumentar la producción de petróleo, lo que es clave para la sostenibilidad financiera. Hay que aprovechar que el ministerio del ramo está temporalmente en la Presidencia para hacerlo.