El editorial de La Opinión del viernes 7 de octubre, titulado “La indignación”, es la prueba fehaciente de como el movimiento político del Senador Álvaro Uribe Vélez, Centro Democrático, valiéndose de una estrategia de tergiversaciones, falsedades, mentiras y verdades a medias, logró el apretado triunfo del NO, que aparentemente dejo al país sin la posibilidad de alcanzar la paz, dejándolo en la amarga y profunda incertidumbre de volver a la guerra.
“Le apostaron a la indignación de los colombianos, y lograron sus propósitos. Pero, a juzgar por la reacción popular, la del NO y el CD será una victoria efímera, porque ahora sí, de verdad, está brotando la indignación”.
Lo anterior, porque según declaraciones dadas por el ex senador Juan Carlos Vélez, gerente nacional de la campaña uribista por el NO, al periódico La República, el triunfo contra el SI se logró gracias a una estrategia de tergiversaciones con las que, no obstante una pírrica diferencia electoral, doblegaron al SI.
“Según Vélez, la campaña se encamino buscando que la gente saliera a votar verraca, y para ello acudieron a tergiversar el texto del acuerdo del Gobierno y las Farc, para generar una matriz de opinión radicalmente opuesta”.
“Tanto que, según Vélez, se comenzó a percibir un NO vergonzante que llevó, por ejemplo, a que “ los miembros de la Junta de la Andí, dijeran que iban a votar por el SI, pero realmente muchos iban por el NO”. “En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En la Costa individualizamos el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela (castrochavismo). En ocho municipios del Cauca logramos pasar propaganda por radio la noche del sábado, centrada en las víctimas”.
“Con mensajes en ese sentido, la campaña, según Vélez, termino reivindicando al CD, que venía de perder tres elecciones en línea: presidencia, alcaldías y Congreso. La inversión, al parecer fue de 1.300.000 millones de pesos, aportados por 30 personas naturales y 30 empresas , entre las que se destacan la Organización Ardila Lulle (RCN, Postobón, Peldar, Los Coches, Edinsa, etc), Grupo Bolivar,(Seguros Bolívar, Davivienda, Zuana Hoteles, Ediciones Gamma, etc), Grupo Uribe (Especializado en Franquicias de todo tipo), Colombiana de Comercio (Al Kosto) y Codiscos.” Sorprende que, luego de oír a Juan Carlos Vélez, decir que la Organización Ardila Lulle, había sido una de las principales aportantes, al parecer se le olvido que el empresario Ardila Lulle, había expresado al Gobierno, estar con el SI.
Hace, también, mención de la gran importancia que tuvieron los asesores panameños y brasileños que fueron contratados por el CD, deduciéndose, como lo relata Vélez, que dejaron un pésimo sabor en el país, “por la manera como se jugó con la escaza conciencia política de millones de colombianos”.
Lo que jamás pensó el ex presidente Álvaro Uribe, fue que en la madrugada del pasado 7 de octubre, Colombia recibiría la gratísima noticia de que al Presidente Juan Manuel Santos, le había sido otorgado, el Premio Nobel de la Paz. El anuncio lo hizo la Presidenta del Comité Noruego, Kaci Kullman Five, quien informo al mundo que había sido elegido entre 376 nominados. Tal noticia, para el jefe máximo del NO contra el plebiscito por la paz, debió haber sido una bofetada, dado su reconocido odio y resentimiento contra el Primer Magistrado de la Nación. En su interior, debió estarse regocijando de que Santos perdió el plebiscito y con ello, la posibilidad de ser ungido internacionalmente con el Premio Nobel de la Paz. En escasos 5 días, Uribe pasó de un triunfalismo exorbitante a una victoria efímera, luego de que se conocieran las imprudentes y graves declaraciones dadas por el gerente nacional de su campaña por el NO, Juan Carlos Vélez. Según lo que se desprende de sus afirmaciones, el uribismo utilizó tácticas
con las que pudo haber vulnerado la libre y espontánea conciencia de los electores, por razón de su poca o ninguna cultura política, lo que los coloca en la posibilidad de ser manipulados por políticos inescrupulosos que utilizando su grado de credibilidad y convicción, engañan fácilmente al electorado.
Con esa clase de conductas pudieran estar bordeando las normas del Código Penal, como lo afirma su artículo 388 que señala que los responsables de acciones como las reveladas por Juan Carlos Vélez, pueden estar incursos en conductas delictivas y ser investigados penalmente.