Tiene pocos años menos que yo; es un venerado recuerdo de mi ya lejana niñez. Su tapa – en que aparece a todo color un tigre amenazando a un ratón – y algunas páginas, se deterioraron, aunque se puede leer toda.
El contenido de este único ejemplar salvado milagrosamente del trasiego ordinario, pasa por cuentos de brujas, mitos, la historia del algodón, la tierra de las esmeraldas, Bolívar y Humboldt; grandes hombres: Miguel Ángel; una lección de catecismo sobre el cuarto mandamiento: honrar a padre y madre; don José Miguel Pey y su hermano Juan Bautista, arcediano de la catedral, héroes de la independencia; un bello poema “Mi buen amigo el viento”, de Elvira Lascarro Mendoza, colombiana; viajes de Marco Polo; entretenimientos matemáticos con dibujos; dibujos infantiles; la fábula “La naranja de oro”; el poema “El buey” de Giosué Carducci, Premio Nobel de Literatura, traducido por Luis María Valle; nuestra fauna: la serpiente de cascabel; Antonio Nariño; y lección sobre la patria. Remata en la contratapa con la poesía “El perro y el conejo”, de Rafael Pombo.
Del bello artículo “Lección sobre la patria” vale destacar el pasaje en que cuando aquel niño que acostumbraba atacar a los pájaros y las frutas a piedra le pregunta al maestro qué es la patria, éste le responde: “Matar las palomas y los pajaritos es matar la Patria; arrojar piedras contra las aves es apedrear la Patria, es como herir a la mamá y sentir correr su sangre por el suelo. Todo el que mata a un hermano, a un amigo, a una paloma, a una mirla, mata a Colombia y la hace llorar amargamente”. “Queridos niños, terminó don Juan, con los ojos húmedos: no vuelvan a tirar piedras contra los pajaritos, porque la Patria y yo sentimos esos golpes sobre el corazón”.
La Revista Pombo hacía parte de un programa del gobierno nacional. Éste, mediante el Decreto 1293 de 1952 (mayo 27), mandó: “Autorizar la publicación de una revista infantil que se denominará Revista Pombo, destinada a servir de órgano de difusión cultural al servicio de la enseñanza primaria oficial… Se editará y publicará por conducto del Ministerio de Educación”. Firma el decreto el presidente Roberto Urdaneta Arbeláez.
La dirección de la revista Pombo estuvo a cargo del doctor Manuel Mosquera Garcés, chocoano, una de las cumbres de la inteligencia colombiana del siglo XX, cuya vida y obra bien merecen conocerse y estudiarse, el primer afrodescendiente que ocupó tres ministerios, entre ellos el de Educación. Además, se desempeñó como congresista muy respetado.
En lenguaje sencillo y limpio, entendible por los niños, el contenido de la publicación se esmeraba por despertar en los pequeños lectores el cultivo de lo más noble del ser humano, y por nada se insinuaban siquiera violencias, odios, resentimientos, envidias, irrespetos o conductas deplorables.
La revista Pombo fue clausurada al terminar el mandato del general Gustavo Rojas Pinilla.
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