Amables lectores: después de meses de socialización en búsqueda de consensos para evitar el error cometido con el proyecto de Carrasquilla, el Ministro Restrepo presentó el pasado 20 de julio la reforma tributaria llamada Ley de Inversión. Este proyecto de Ley tributaria es la sexta reforma en 10 años que incluye extender el ingreso solidario, introducir un subsidio del 25% al salario mínimo para que las empresas contraten jóvenes entre 18 y 28 años y ampliar en 6 meses el Paef. Se pretende recaudar 15.2 billones de pesos con destino a empleo de jóvenes y continuar con programas sociales y estabilizar las finanzas públicas.
Lamentablemente con estos ingresos no se resuelven los problemas estructurales del sistema tributario ni de los de sostenibilidad, pero se facilitará su necesaria aprobación en el Congreso. Si el texto pasa en el Congreso como fue presentado, sin ningún ajuste, se gravará a las empresas con un alza de tasa de renta del 31% al 35% siendo esta la más alta de los países miembros de la OCDE que manejan un valor promedio del 24%. El Gobierno necesariamente tendrá que presentar una nueva reforma el próximo año. Este proyecto que con certeza será aprobado en el Congreso desincentiva la inversión privada y golpea la competitividad de las empresas.
Así como se exige mayor tributación a las empresas y a las personas naturales más pudientes, se debe ser coherente y el Estado con austeridad debe reducir los presupuestos públicos. La austeridad debe ser una actividad permanente y no temporal porque es un indicativo de una buena gestión al usar eficientemente la disponibilidad empresarial.
Ejercer la dirección de una empresa con austeridad no siempre es bien recibida, pero es importante que se haga para lograr el objetivo de modificar el comportamiento institucional. Para ser austero también se debe ser estratégico y no caer en el error que al recortar se paralicen las funciones vitales de la organización. Todos conocemos que en el Estado siempre hay burocracia innecesaria y que muchas veces es la causante de la ineficiencia estatal y es ahí donde tiene que hacerse el esfuerzo del recorte. Estos no pueden ser solo simbólicos ni concentrarse solo en partidas de poca o ninguna significación. La austeridad afirma Miguel Gómez debe producir dificultades y se asemeja a hacer dieta que si no produce hambre no habrá pérdida de peso.
En el manejo de los recursos públicos observamos grandes contrastes. Mientras en algunas áreas se trabaja con grandes limitaciones, en otras se derrochan dineros en gastos inoficiosos. En publicidad y en eventos cada viernes por ser viernes.
Se ha vuelto a imponer la industria de los costosos estudios, que una vez terminados y canceladas las altísimas sumas de dinero por su elaboración, muy elegantemente se empastan y pasan a dormir por los siglos de los siglos en los anaqueles en las oficinas de planeación del Estado. Es necesario analizar con detenimiento el funcionamiento de cada área para evitar la duplicidad de funciones y no tener burocracia como la del secretario del secretario del vicesecretario del secretario principal.