Un sector de la opinión política tiende a considerar –a veces influenciada y de pronto confundida con las redes sociales-, que los partidos tradicionales colombianos, el Liberal y el Conservador, ya no tienen ninguna relevancia política y que estarían prestos a desaparecer. Sin embargo, considero que esto hay que mirarlo con cierta prudencia. Tratemos de hacer una reflexión al respecto.
En las elecciones de Congreso –que no del Parlamento, pues confunden algunos la institución base de los regímenes parlamentarios con la institución de representación de los regímenes presidencialistas- no hay duda que la representación de los Partidos Liberal y Conservador seguirá siendo relevante. En el actual Congreso, los Partidos Conservador y Liberal tienen la siguiente representación: en Senado cada uno de los dos partidos cuentan con 14 Senadores siendo la tercera y cuarta fuerza más votadas; en la Cámara de Representantes el Partido Liberal es la primera fuerza con 35 Representantes y el Conservador la quinta con 21 Representantes-. Es altamente probable que en el nuevo Congreso seguirá siendo importante la representación de estas dos colectividades, lo que a veces se desconoce cuándo se lee el país solamente desde y con el lente de Bogotá.
El problema es en términos de las elecciones presidenciales, los dos partidos desde hace varias décadas dejaron de ser determinantes. El último presidente liberal fue Ernesto Samper y el último conservador fue Belisario Betancur –Andrés Pastrana desde joven representó terceros partidos, especialmente la llamada Nueva Fuerza Democrática-. Sin embargo, el Partido Conservador ha sido parte de gobiernos con varios presidentes, por su habilidad para sumarse a las coaliciones o fuerzas triunfantes.
Es verdad que hoy día no existe ningún partido político con capacidad para triunfar por sí solo en la elección presidencial. Y es verdad también, que en ambos partidos hay potenciales candidatos con gran peso y experiencia; lo demostró el Partido Conservador, con iniciativa del actual Presidente del Partido, reuniendo esta semana en casa de la excandidata Nohemí Sanín a los exministros Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry y Juan Carlos Pinzón y anunciando una nueva reunión a la que se sumaría el exministro Juan Camilo Restrepo; todos ellos potenciales candidatos con suficientes experiencia y capacidad. Igualmente el Partido Liberal tiene potenciales candidatos de peso como el exministro Alejandro Gaviria, el Senador Luis Fernando Velasco, la ex canciller María Emma Mejía, para solo mencionar algunos nombres. La diferencia es que no hemos visto al ex Presidente César Gaviria, jefe único del Partido Liberal, adelantando una actividad proactiva para avanzar en la definición de un candidato propio y luego, eventualmente otro de alianza con partidos políticos como podrían ser el Conservador, el Partido de la U o Cambio Radical, para mencionar fuerzas políticas cercanas y ellos podrían configurar una propuesta política de centro, con opciones electorales importantes. Parecería que de antemano se sintieran minimizados por el activismo del líder del partido Centro Democrático –que representaría los sectores políticos de la derecha-.
Ojalá, los partidos políticos tradicionales, tan importantes en nuestra historia política, pudieran con un liderazgo activo y proactivo, ser capaces de transformarse en opciones políticas importantes, planteando propuestas y candidatos que reflejen sus ideas y tesis y que sean alternativas políticas para los electores colombianos en una contienda tan importante como la del próximo año. Me suena paradójico que algunos analistas colombianos despotrican de nuestros partidos tradicionales, pero al tiempo rinden pleitesía al bipartidismo norteamericano de demócratas y republicanos, con historias y tradiciones tan prolongadas como la nuestra.
Bienvenidas diversas opciones políticas, pero eso no debe significar barrer con fuerzas políticas tradicionales y constructoras de nuestra historia.