Ya pasaron las elecciones, la bulla, las ideas locas de una playa en Cúcuta y una cárcel binacional, y otras absurdas propuestas de los candidatos, los afiches y la abrumadora papelería quedaron para el reciclaje, ahora sí, el verdadero reto de los mandatarios elegidos, el gran desafío es revisar la cultura como el elemento clave que es y reconstruir o armar sobre lo avanzado.
Dos enormes retos, contrarios de alguna manera, enfrentan la Alcaldía de Cúcuta y la Gobernación del departamento en este sentido. Por un lado, la administración de Jairo Yáñez hizo avances y notables progresos en material cultural para la ciudad, demostró que le importaba: las dinámicas y los impulsos a los artistas, los estímulos, la Red de Bibliotecas, entre otros logros, lo he dicho en varias oportunidades, son muy importantes, destacados y fueron necesarios para reactivar la cultura en la ciudad. Por otro, el desafío de William Villamizar, será devolverle la confianza a la Secretaría de Cultura del Departamento y recomponer un retroceso deprimente que tuvo, con todas las herramientas del caso, en los últimos años.
El desafío no es llegar a inventarse nada, es la oportunidad, y esto si lo tienen más que claro ambos nuevos mandatarios, de que el conocimiento del sector y abrir los oídos a las necesidades de la región sea el derrotero. El desafío es continuar un camino que entregó oportunidades a los artistas cucuteños, es retornar a las líneas ignoradas por el departamento y que el propio Sistema Departamental de Cultura propone desde cuando fue creado mediante ordenanza en 2007, es reunificar los lazos artísticos que se han tejido por décadas entre Colombia y Venezuela, volvera tejer, es mirar al Catatumbo con la fuerza creadora y el patrimonio que tiene en cada centímetro, hecho que si ha sabido aprovechar la delincuencia.
El desafío para Villamizar es reconstruir lo que sus propios sucesores desbarataron, el de Acevedo es no echar por tierra los avances logrados. El desafío es no mirar a la cultura como un actor electoral sino como un insumo vital para el desarrollo, no seguir pensando en que es un gasto sino una inversión, entender que los procesos son claves para cualquier avance, pueden hacerse miles de espectáculos y eventos pero es un contrasentido que estos tengan más recursos que los procesos formativos; el desafío es arriesgarse a invertir necesariamente en lo que la cultura en todo el departamento pide independientemente de si el municipio voto a favor o en contra del Gobernador; el desafío es aumentar el presupuesto de cultura de recursos propios, es darle vida a los consejos de cultura, incluido el departamental que fue un adorno; es, que las secretaría de cultura en los municipios tengan la confianza e interés en concertar con el departamento, actualmente, por increíble que suene, es más fácil hacerlo con la nación.
Es, mandatarios elegidos, entender la urgencia y necesidad de una dinámica cultural en Norte de Santander, en Cúcuta que apunte a la transformación desde la cultura, que no suene a utopía, es un entendimiento del valor que las expresiones culturales hacen en la democracia y en cómo el ser y hacer de un artista o creador en esta ciudad no es un despropósito. Es ahí, en la olvidada cultura donde están las verdaderas acciones que cambiarán esta amada región.
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