
La reunión de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que se realiza actualmente en Barranquilla, no solo se trata de un espaldarazo institucional para una ciudad que avanza hacia la consolidación de su liderazgo en el Caribe colombiano. Es también una señal clara de que Colombia puede y debe ocupar un rol más activo en el sistema económico internacional, invita a todas las regiones del país a mantener una estrategia enfocada en mostrarse a nivel mundial, con ello se abren puertas y oportunidades que generan ingresos y desarrollo en todos los niveles.
En la inauguración del evento, el secretario general de la OCDE, el japones Yoshiki Takeuchi recordó que se celebran ya 5 años del ingreso de nuestro país a la organización, destacando la capacidad de los colombianos para inspirar con proyectos que nacen desde las comunidades, con este mensaje se demuestra que somos una raza con un amplio perfil de emprendedores y tenemos que potencializar esas herramientas para dejar ese lastre que cada día nos pesa más ante el creciente indicador de los cultivos ilícitos y sus actividades conexas, tenemos imaginación, innovación y creatividad suficientes para cambiar con fundamentos esos mercados por exportaciones de productos y servicios competitivos.
Colombia se unió a la OCDE recién hace 5 años y ya se cataloga como un miembro del llamado “Club de las buenas prácticas” y eso se debe ratificar por las fabricas de todos los rincones de la geografía nacional, las practicas de eficiencia y eficacia , los métodos productivos competitivos, la reinversión de las utilidades en maquinaria de punta que mantenga precios que permitan oferta exportadora y muy importante una mano de obra calificada y educada en todos los frentes que requiere una empresa digna de atender mercados internacionales.
Igualmente me tiene optimista, el contexto de la tasa de cambio internacionaldonde el dólar se cotiza por debajo de los $4.000 pesos, mantiene al peso competitivo para importar y nuestros productos llamativos para ser exportados, siempre es un buen momentopara mirar el comercio exterior como una oportunidad de crecimiento para las industrias de todos los sectores, con la experiencia que se aprende de las empresas que exportan, se entiende que es una manera de consolidar un futuro sin expectativas negativas, es mucho más fácil administrar desde la comodidad de la riqueza, que desde la falta de recursos, el panorama siempre será mejor cuando los líderes de la institución se dedican a crear y no a limitar y amenazar.
Históricamente, nuestras exportaciones han dependido excesivamente de los commodities: petróleo, carbón, café. Sin embargo, la OCDE ha insistido en la necesidad de diversificar y sofisticar la canasta exportadora. Colombia ya empieza a responder: el aguacate hass llega a más de 40 destinos, las flores siguen posicionadas en mercados premium, y sectores como la agroindustria, los servicios digitales, el turismo y los productos farmacéuticos dan señales de dinamismo.
Un dólar competitivopor debajo de los $4.000 pesos, abarata nuestras exportaciones para los compradores internacionales y reduce las barreras de entrada a nuevos mercados. Pero esto no dura para siempre. Aprovechar este tipo de cambio favorable requiere decisiones rápidas y estratégicas desde el sector empresarial y el Gobierno: inversión en infraestructura portuaria, reducción de trámites aduaneros, fortalecimiento de ProColombia y diplomacia comercial, que seguramente podremos retomar cuando termine este periodo.
Barranquilla, con su vocación portuaria, se perfila como epicentro del comercio exterior colombiano. Antioquia se proyecta al mar por el Urabá y Cúcuta está experimentando un crecimiento constante en varios aspectos; Su economía, aunque influenciada por la dinámica fronteriza, ha mostrado signos de recuperación y crecimiento, con sectores como el comercio, la minería, la construcción, la educación y el entretenimiento liderando la expansión. Además, la ciudad está invirtiendo en proyectos de infraestructura y embellecimiento, buscando mejorar la calidad de vida de sus habitantes y atraer nuevas inversiones.
El hombre decía Napoleón, es tan grande, como sus sueños, y en Colombia somos soñadores por excelencia, vamos por esas metas que no nos de miedo llegar a ser grandes, el éxito es tan sencillo como pensar y hacer.
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