Siempre y cuando sea posible, se hace necesario un periodo de descanso en el medio de nuestro quehacer diario y desempeño de varias profesiones u oficios. El periodo vacacional ayuda a las personas a desconectarse de su rutina y a “cargar las pilas” para volver a enfrentarse a su cotidianidad. Claro está, que el tipo y nivel de las vacaciones dependerá de la capacidad productiva de cada quien, pero aún así, se pueden tomar asuetos individualizados, cuyo único objetivo es: no enfermarse de tanto trabajo. Para optimizar este receso en necesario contar con algunas normas que bien nos podrían ayudar a sacarles el mejor provecho.
Recuerdo el caso de una joven que tenía un trabajo muy exigente, de mucha responsabilidad en un banco, esto le generaba ansiedad pues debía estar pendiente del dinero, los préstamos, la bóveda y demás obligaciones, así que, en lugar de otorgar una incapacidad, decidimos que se tomara las vacaciones que le correspondían, qué bien, en teoría se resolvería el problema por un tiempo. Decidió hacerse de una oferta en Isla Margarita con todo incluido, durante 30 días. Cuando volvimos a conversar a su regreso, se encontraba peor y me comentó que había tenido que atender las mismas situaciones, pero por teléfono y demás redes sociales.La llamaban todos los días y su angustia empeoró, en resumen, se perdió el tiempo, el dinero y sobre todo la salud. De manera que, cuando nos vamos de vacaciones debemos romper todo contacto con nuestros trabajos, preocupaciones y problemas, ya sean laborales o familiares, que cada quien resuelva sus complicaciones, porque entonces esto no tiene sentido.
Otra de las consecuencias psicológicas que trae consigo el periodo vacacional es el presupuesto. En las vacaciones los días que no se laboran igual se pagan y en ocasiones se otorga un “bono vacacional”, es decir un complemento que ayuda con esos gastos extras. Algunas personas prefieren utilizar ese dinero en arreglar la casa o cubrir algunas deudas que ya han contraído con anterioridad, pero siempre que se pueda, el derecho de las cosas es gastarlo en el merecido descanso. De manera que, se debe tomar papel y lápiz con una calculadora y sacar las cuentas hasta donde nos alcance la cobija. Desafortunadamente parece haber un mecanismo en la mente que nos empuja a preferir eso que está un tanto más arriba de lo que podemos pagar, además, no se toman en consideración los gastos que van más allá dealojamiento y comida, en fin, siempre se termina sacando másplata de la que se creía, por eso hay que tomar las cosas con calma y en base a la realidad económica de la familia, tratar de no endeudarse para no terminar pagando el viaje el resto del año.
Ahora bien, ¿cuánto debe durar un viaje de vacaciones? El tiempo necesario para disfrutarlas y empezar a añorar la rutina diaria. Cuando llegamos a un lugar nuevo nos entusiasmamos con todo, pero hay que recordar que no estamos trabajando, se llega con cierto presupuesto abundante, no hay que madrugar, y si en realidad hemos apagado el teléfono no hay nada que nos preocupe, pero cuando extrañamos la oficina, los amigos, nuestra cama, es el momento preciso.
Unas vacaciones bien tomadas no son un gasto, son una inversión en salud mental, evita alteraciones emocionales de agotamiento, hay que aprovecharlas, siempre se puede hacer algo, incluso quedarse en casa viendo televisión. En lugar de comprar ese teléfono nuevo que hace lo mismo que el otro, dedique el dinero a descansar, su cuerpo y su mente se lo agradecerán.
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