En días pasados,caminando por las calles de Cúcuta, observaba inmensas filas de personas de todas las edades y estratos esperando ser atendidos para beneficiarse de su estímulo de ley laboral, las cesantías.
Precisamente este fenómeno me causó curiosidad del porqué tanto interés en reclamarlas, si bien están determinadas para cuando por varias causales, el trabajo cese y podamos tener un salvavidas o prestación social que nos ayude en cualquier circunstancia.
Así que acompañé el ejercicio de las filas y lo primero que denoté fue la humildad de un gran porcentaje; querían las cesantías de bajo monto para poder ayudar a sus familias. Eran personas vulnerables a las que sólo les pagaron los seis meses de trabajo y otras, con permiso especial venezolano, tratando de sacarlas para enviarlas a la vecina república.
El sol era inclemente, la fila se movía lento, hacía un calor insoportable y sólo tres personas estaban disponibles para atender a alrededor de trescientos beneficiarios que decían: “Hay que resignarse para poder recibir mi derecho laboral”. Pero cuando algunas personas ya estaban cerca de la puerta, ese optimismo se derrumbó al escuchar a un funcionario, en tono desafiante,que dijo:“Ya cerramos, es todo por hoy”. De ahí, muchos salieron pensando qué sigue para el país.
Las cesantías son una prestación a cargo del empleador, cuya finalidad es constituir un ahorro a favor del trabajador, del que pueda disponer cuando quede desempleado. Por lo tanto, si no le reconocen o pagan las cesantías y sus intereses, existen mecanismos que le permitirán obtener el pago de lo debido y la indemnización por los daños causados.El monto total que debe pagarse de las cesantías es equivalente a un mes de salario por cada año trabajado y, en el caso de aquellas personas que no han cumplido el tiempo establecido, recibirán una cantidad proporcional al período laborado; que por lo general es muy poco para aquellos que están sin empleo y pasando necesidades.
Existen cinco fondos en los que puede ahorrar sus cesantías: Protección, Porvenir, Skandia (Old Mutual), Colfondos y el Fondo Nacional del Ahorro. Este último, adscrito al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, lo que significa que es una entidad estatal.
Si el trabajador desea cambiar el fondo en el que ahorra sus cesantías, puede retirarlas para efectuar el traslado. Si el trabajador pasa de tener un salario ordinario a uno integral, puede hacer el retiro de sus cesantías.
La Ley 50 de 1990 resalta que las cesantías son un derecho del trabajador. Para su retiro deben cumplirse algunas condiciones como la terminación de contrato, la compra de vivienda, educación, reparaciones locativas o para financiar la educación superior de sus hijos o dependientes de los trabajadores.Los colombianos retiraron más de $8 billones durante los 10 primeros meses del año pasado, según se puede ver en un informe de la Superintendencia Financiera de Colombia.
Como segundo motivo para retirar las cesantías, le sigue la mejora de vivienda, con un total de $2,43 billones. El tercer puesto fue para la adquisición de vivienda, con $2 billones. Esta industria tuvo una fuerte desaceleración el año pasado, por cuenta de las tasas de interés altas y la inflación que repercutieron en el PIB de Colombia.
Otros conceptos como la educación, con $685.054 millones, y los retiros por pignoraciones o embargos, con $22.038 millones, también fueron las razones para que los colombianos hicieran uso de sus cesantías. Una reflexión final de esta experiencia es que los colombianos no ahorramos, no pensamos a mediano y largo tiempo de proyección.