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Sí, en el congreso se nota la ausencia del Senador Juan Fernando Cristo y de otros de igual prestigio. luis
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Jueves, 11 de Julio de 2019

Le cayó el sol a esta legislatura y con erisipela. Senado y Cámara de representantes terminaron con la cara afectada de placas feas y brillantes y comentan que con fiebres altas.

La maldita polarización política, la herencia del regalo envenenado y muchas cosas malas incidieron. Cómo hizo falta la presencia de los congresistas de peso de ambas orillas de los periodos pasados, de aquellos que en la brega política, tienen capacidad de pensar primero en el país y luego en sus afugias partidistas.

Uno de ellos Juan Fernando Cristo Bustos, con quien se puede disentir y proseguir haciendo patria. Fue un error que cambiara su nicho natural de la curul del Senado de la República, donde consolidó su prestigio, por un ministerio desgastador, pasajero e ingrato. De paso Norte de Santander, Cúcuta y el Partido Liberal, perdió uno de los congresistas que tenía eco nacional, conceptualmente respetable y experto legislador.

Podrán gobierno y congreso exhibir en medio de sus miserias, solo las aprobaciones de su iniciativa tributaria, la desnaturalización del Plan Nacional de Desarrollo, que de 180 artículos pasó a un texto de 350 al que se le colgó todo tipo de simios y la reforma de las Tic´s. 

Se hundió con una frivolidad rayana en el cinismo, la nave que pretendía el vuelco de las costumbres políticas y la inaplazable reforma de la justicia. Y en el momento crucial, en el que país se desalienta, pues votamos para despertar, tenemos una sensación contraria: todos sentimos que perdimos. Para colmo de males, a la corrupción se le inyectó el estimulante de inversión de un 20% al dedo de los congresistas,  del presupuesto general de la nación.  ¡Vaya premio regional envenenado! Y vendrá, además, desigualdad, pues serán más beneficiados los Departamentos que tengan mayor número de tiburones. 

Sí. Perdimos todos en esta legislatura que afortunadamente terminó. El esquema sin mermelada del Señor presidente Iván Duque fracasó y de la mano, la agenda anticorrupción. La jugada perversa de la Cámara de Representantes para dilatar el desgaste ingenuo de las objeciones; fue un pretexto para tejer la telaraña perfecta al ejecutivo a la larga igualmente nociva a los soberbios y astutos vencedores.

Por ahora cunde la sensación que para el ejecutivo y el legislativo no hay espacios de maniobra, al parecer se impone la repulsa recíproca.

Además, como no convenía por la proximidad de las elecciones regionales y de congreso; pues había que hundir los actos legislativos sobre temas electorales y judiciales. 

Sobra agregar que el Gabinete Yogurt, aparentemente muy preparado pero inexperto, puso su kilo de arena en el fracaso. Solo se destacó el “miura” Carrasquilla, toreado en plazas de cartel y en los potreros políticos de aldea. La consulta anticorrupción fue la burla más estrepitosa hecha en el Congreso de la República a la democracia colombiana. ¿Para qué votar? La eliminación de la casa por cárcel para los corruptos adobada del falso conciliador, se celebró con frivolidad cumpleañera.

Pero en estos tiempos de perdón y olvido, deseamos a los de esta legislatura, como dijo “el Charro”: ¡mejor que se vayan y ojalá que les vaya bonito! 

Sí, en el congreso se nota la ausencia del Senador Juan Fernando Cristo y de otros de igual prestigio. Conservadores y Liberales. Hay que dar las luchas dentro de los partidos tradicionales, para derrotar las medianías. Colombia volverá a ser bipartidista.

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