En el Gobierno actual las características destacadas desde su comienzo han sido las de proponer reformas en varios frentes con el objetivo de imprimir un sello que le de relevancia frente a lo pasado pretendiendo cambiar el andamiaje del Estado. Entre las muchas reformas propuestas esta la que se orienta a modificar el sistema político.
Uno los puntos que propone esta reforma gestada desde el seno del ejecutivo y puesta a discusión en el Congreso de la República tiene que ver con la conformación de las listas por los partidos en las elecciones de organismos legislativos, en especial el Congreso, las cuales en adelante serían cerradas y tendrían que cumplir el requisito de la igualdad entre hombres y mujeres, también pretende brindar oportunidad a otros géneros, los no binarios, aunque no está claro cómo se podrá lograr. Esta conduce al hecho que cada partido o movimiento político tendrá que hacer elecciones primarias para definir su propio escalafón en el listado de aspirantes a estas corporaciones públicas, lo cual se entiende como sensato.
Entendiéndose que buena parte de la victoria lograda por el presidente Petro se la debe a los jóvenes que votaron a favor suyo, queriendo retribuirles ese respaldo la reforma incluye puntos que tienen que ver la reducción de la edad para ser elegido para el Senado serán apenas 25 años y 18 para la Cámara de Representantes. Sin embargo, esto no tiene mucha aceptación, si tenemos en cuenta que entre los actuales parlamentarios que cumplen con el requisito vigente en cuanto a edad, algunos llegaron muy bisoños y hemos visto su escaso conocimiento con las funciones a desempeñar, cuanto más sería esto mismo si son jóvenes que no cuentan con la indispensable preparación para debatir los grandes temas del país.
El voto obligatorio estaba también previsto en esta agenda de la reforma, pero ya debatido en el Senado de la República, fue hundido y se suprime esta propuesta que no contó con el suficiente respaldo para que continuara en el articulado. No se entendía esa medida si la libertad es una bandera que agita con insistencia el Gobierno, mientras la obligatoriedad a participar en las elecciones iba en contravía de esa independencia de la cual debe gozar el elector, no obstante, la abstención que históricamente se registra en Colombia.
La reforma también toca otro tópico que tiene importancia, se trata de la financiación de las campañas políticas, lo cual sería en su mayoría por parte del Estado. Con ello se suprimirían la financiación de los grupos económicos que una vez elegido su patrocinado recibe contraprestación de varias formas y maneras. De otro lado están los que tienen que hacer préstamos para llegar a los cargos de elección popular y por ello se niegan a reducir su mesada mensual en el senado que sobrepasa los 34 millones de pesos, como es el caso del senador Gustavo Bolívar y otros.
¿Será que la reforma contempla la reducción del número de congresistas y su remuneración o esto queda para otra ocasión? Sería muy bueno que esta reforma también contemplara estos dos puntos que no dejan de ser cruciales.
jorgepabonl@yahoo.com
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