La cólera del presidente Petro por la negativa de varios partidos de apoyar la reforma de la salud que cursa en el Congreso, revela su talante autoritario. A pesar de que la Comisión Séptima de la Cámara aprobó, así fuera con escasa mayoría, la proposición para iniciar el debate del articulado presentada por el Gobierno, tal vez el presidente vislumbra que su tránsito por las otras instancias legislativas va a ser tortuoso.
Algunas actitudes derivadas de estos hechos dejan mucho qué pensar. Anunciar una crisis ministerial para constituir un “gobierno de emergencia”, es una incógnita; calificar de mentiroso al expresidente Santos por mostrar cifras que indican que el sistema de salud colombiano es uno de los mejores del mundo, es contraevidente; amenazar al expresidente Gaviria con denunciarlo ante organismos internacionales por anunciar sanciones a los congresistas de su partido que no acaten sus órdenes, es desconocer la justicia colombiana; llamar a sus seguidores de ciudades y campos para que salgan a las calles a protestar como lo hicieron en el llamado “estallido social” es una invitación a la anarquía.
Creo que la ira presidencial es fruto de varios tropiezos de sus principales proyectos.
La Paz Total, que era el deseo del presidente de aclimatar una paz generalizada con la cooperación de los grupos insurgentes, se ha frustrado. Ni el Eln, ni las disidencias de las Farc, ni los paramilitares, ni los narcotraficantes han acatado el llamado del Gobierno para que dejen las armas. Por el contrario, el país está en uno de los peores momentos de violencia y delincuencia.
La Reforma Política fue derrotada en el Congreso, y los otros proyectos de ley están prácticamente estancados o circulan difícilmente por las cámaras. En fin, en 9 meses de la administración Petro no se ven los resultados del Cambio, excepto en el talante de un presidente autoritario y colérico.
Había afirmado en otra columna que las instituciones colombianas están vigentes, y que los proyectos de ley del Gobierno deben ser debatidos en el Congreso que debe acatar las normas vigentes, la opinión ciudadana y la conveniencia general. Me niego a creer que todos los congresistas sean proclives a aprobar las leyes por aceptar prebendas y sobornos.
La Rama Jurisdiccional es autónoma, así como los entes de control, de suerte que el Gobierno está sometido a sus decisiones y a su vigilancia porque el Estado Colombiano mantiene su institucionalidad bajo el imperio de la Constitución y la Ley.
En lo político, las cifras de la autoridad electoral que le otorgó el triunfo al presidente en junio de 2022 indican que el total de potenciales electores era de 39.002.239 y el total de votos contabilizados fue de 22.658.693, lo que indica que 16.343.545 colombianos no votaron.
Y que el candidato Petro obtuvo un porcentaje mayoritario de 50.44%, que evidencia que casi la mitad de los ciudadanos no respaldaron sus propuestas de campaña, por lo cual él debería escuchar la voz de esa mitad de colombianos.
ramirezperez2000@yahoo.com.mx
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion