Termina el mes de noviembre y con ello se siente que ya llegó diciembre, mes al cual hemos entrado con las mismas expectativas de otros años, una época de alegría, de encuentro y bienestar general; no obstante, las situaciones adversas por las cuales atravesamos y nos inquietan por el deterioro de la vida cotidiana en varios aspectos.
Pero, también terminando el undécimo mes del año asistimos a la fecha en la cual ocurren los grados en colegios. Para un joven que vive la transición de la adolescencia a la etapa de adulto terminar el bachillerato es un evento muy importante en su vida porque en adelante habrá de dar pasos y saltos en su vida hacia la obtención de un cupo en la universidad para cursar una carrera, que es eso una competencia por adquirir saberes y experiencias que los convertirán en profesionales.
Volver a un recinto donde se otorgan los títulos de bachiller entre la algarabía y la ilusión de los estudiantes que dejarán el colegio, los discursos por parte de los educandos, uno de los graduandos y la expectativa de los padres de familia que ver coronar un esfuerzo; es muy gratificante, porque todo es alegría y esperanza de una condición mejor en adelante que sin embrago no todos lograrán porque son muchos los factores que inciden para poder cumplir esa meta.
Mucho más gratificante es volver a reunirse con los miembros de la comunidad educativa que nos formó, con otros directivos y otros docentes, pero bajo los mismos principios de formación en ciencias y moral. Vivir esa experiencia renovada al volver a graduarse simbólicamente habiendo pasado cincuenta años desde cuando la juventud nos permitía transpirar una inmensa energía para intentar conquistar el mundo, es muy satisfactorio a pesar de las limitaciones físicas impuestas por el paso del tiempo y las huellas que inevitablemente ha dejado y se notan a distancia.
Para quien escribe esta nota y sus compañeros de la promoción 1973 del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de nuestra ciudad, resultó muy grato participar en la ceremonia de graduación de este año 2023 recordando que algún día lejano ya, fuimos los protagonistas de ese evento y lo recordamos con nostalgia que se disipa y da paso a la emoción al encontrar a los viejos amigos y compañeros para reeditar experiencias que no se han borrado de la memoria y compartir los momentos actuales.
El colegio en el cual nos graduamos sigue siendo vanguardista en la educación de los cucuteños y nos enorgullecemos de ello y de contarnos entre sus egresados. Mantener esa posición vanguardista entre las instituciones educativas de la ciudad ha sido gracias al esfuerzo denodado realizado por los miembros de la comunidad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de la Salle durante más de un siglo, como quiera que el Sagrado acaba de cumplir 120 años.
Felicitaciones a quienes este año se han graduado unido al deseo de éxito y buen uso de las oportunidades futuras y a quienes obtuvimos ese título hace medio siglo un abrazo fraterno y feliz reencuentro.
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