García Márquez contaba que pasó 18 meses confinado en su casa siendo redactor de Prensa Latina y haciendo cuentos y escritos en las demás horas sobrantes mientras Mercedes Barcha, su esposa, sorteaba sin perturbarlo todo lo que implica sostener un hogar. En sus memorias, Roberto Burgos contó cómo ahorraba un año completo parte de su salario de funcionario público, para poder tener algunas semanas de paz en casa de su hermana y encerrarse a escribir. Alguna vez, entrevistando al escritor Evelio José Rosero, me confesó que evitaba asistir a Ferias del Libro ya que esto le quitaba tiempo para su creación.
El artista llámese escritor, músico, pintor, actor, necesita para crear precisamente lo que menos tiene: tiempo. No hay tiempo para la creación, hay tiempo para trabajar, para sobrevivir, para reunir lo del recibo de la luz, para atender a la familia, para sacar a pasear el perro, ayudar con los oficios de la casa, ir a las reuniones de padres, hacer que se vive, pero no hay tiempo para crear, no es rentable, no produce nada.
De hecho, el artista que lo logre y fracase en el intento, sentirá una tragedia, un suceso inútil. Aplaudo la posibilidad de que los artistas cucuteños puedan tener tiempo para crear, al menos un poquito, mientras sortean el vivir, que ya es difícil en una ciudad como la nuestra.
En Cúcuta se ha entendido lo importante que es esto para el artista. En cuatro convocatorias de estímulos de creación, esta administración municipal, con el pilotaje de Olga Patricia Omaña y su equipo en la Secretaría de Cultura, han invertido más de 1.800 millones de pesos, sin contar la actual convocatoria. 548 artistas u organizaciones culturales se han visto beneficiados. Vamos a suponer que en Cúcuta hay 1.000 artistas y colectivos activos y desarrollando acciones, si consideramos los poco más de 900 registrados en el sistema municipal de cultura no estamos lejos.
Esto significaría que más de la mitad de los artistas locales están recibiendo un tipo de estímulo para la creación. No tengo memoria de la existencia de un proceso igual en los 20 años que viví en Cúcuta, ni mucho menos del interés de una Alcaldía por algo así.
Muy seguramente en la ciudad hay más de 1 artista por cada 700 personas como indican estas primeras cifras y por supuesto se necesitan más procesos iguales para que esto se incremente, para llegar a los sectores sin acceso a la cultura hoy.
El rédito social de esto, los beneficios, sólo podrán percibirse a futuro, anhelamos que este espacio logrado tan valioso para la creación y el arte cuente con más presupuesto en las vigencias futuras, pero también que en algunos años tengamos una ciudad más sensible, más bella, una ciudad despertando, desperezándose de ese letargo cultural que ha mantenido. Sólo el tiempo dirá lo acertado de este proceso y lo importante que es al ser una bandera de la Alcaldía, ¿por qué? es ahí donde está la verdadera transformación de la ciudad.
@yopoetrix