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¿Está Rooney sobrevalorada?
Sólo el tiempo dirá si estamos ante la consolidación literaria de Rooney o ante un mero producto editorial con una poderosa maquinaria publicitaria empujando por detrás.
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Viernes, 1 de Noviembre de 2024

No se ha hablado de nada diferente a lo largo de esta última semana. Los reflectores editoriales de todo el planeta están puestos sobre “Intermezzo”, la nueva novela de la irlandesa Sally Rooney, que acaba de llegar a los escaparates y que se espera, como es natural dada su popularidad, que se convierta en uno de los grandes lanzamientos de este año.

Esta, la cuarta obra en su palmarés y la más larga hasta el momento, llega justo a tiempo para alimentar el ya acostumbrado debate sobre si las historias de Rooney son realmente “la voz de la generación Snapchat”, como se afirma en distintos medios, o si simplemente estamos ante un fenómeno comercial que se desvanecerá para dar paso a otro.

Mi experiencia con la literatura de Rooney no ha sido particularmente intensa. Hace un tiempo leí “¿Dónde Estás, Mundo Bello?”, el primer trabajo luego del despegue meteórico de su carrera con “Gente Normal”, sobre dos muy buenas amigas de la infancia que camino a la adultez intentan reconectar mientras cada una se enfrenta a las típicas tribulaciones del amor con un chico con el que salen.

Aunque no recuerdo muchos detalles puntuales de la trama, cosa que con Rooney es irrelevante pues su fuerte realmente no es este, en cambio sí mantengo bastante vívida la desazón que me embargó en la última página. Una especie de “¿y ya?” que fue lo suficientemente desalentador como para no interesarme por el resto de su bibliografía pasada.

Aún así, hay algunos aspectos destacables por los que debemos romper una lanza en su favor. Primero, Rooney ha sido consistente en los temas que le interesa tratar, siendo éstos la melancolía de las relaciones interpersonales a todos los niveles, ya sea entre amigos, amantes, parejas o hermanos. Segundo, su voz es cercana, más parecida a la de una amiga que te está contando sus desgracias amorosas a través de una lluvia de notas de voz que la de un escritor estructurando las vigas de su universo para el lector.

Tercero, su capacidad para estructurar diálogos, quizás su mayor cualidad, pues estos se sienten orgánicos y fluyen con facilidad, no como los de algunos otros autores que obligatoriamente te llevan a exclamar “Pero ¡quién habla así!”.

Hace ya casi dos meses en The New Yorker tuvimos un adelanto de lo que sería “Intermezzo” gracias al extracto denominado “Opening Theory”, en el que nos cuentan el primer encuentro entre Iván y Margaret, una de las parejas protagonistas, tras una exhibición de ajedrez. A los fans de Rooney les puedo decir que estén tranquilos, pues el estilo que los enganchó se mantiene intacto, aunque ahora abordará cuestiones más complejas como la muerte o el duelo. Una fórmula que, por lo menos hasta la fecha de esta columna, hace que “Intermezzo” sea su título mejor calificado en plataformas como GoodReads, aunque aún es demasiado pronto para emitir juicios de valor.

Sólo el tiempo dirá si estamos ante la consolidación literaria de Rooney o ante un mero producto editorial con una poderosa maquinaria publicitaria empujando por detrás.


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