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Empieza la oposición
Es una oposición política, que tendrá desde posibilidad de espacios en radio y televisión hasta curules en el Congreso.
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Viernes, 20 de Julio de 2018

El calendario colombiano trajo un nuevo día: la inauguración de novedoso estilo de oposición, creado como consecuencia de la criticada paz firmada entre el gobierno y la guerrilla de las Farc. 

Es una oposición política, que tendrá desde posibilidad de espacios en radio y televisión hasta curules en el Congreso y garantías de que podrá oponerse  a todas las iniciativas oficiales mediante los debates denominados “de control político’’. Y las calles.

Pero -siempre existe un pero- habrá que esperar los resultados de la innovación política, ya que  es la primera que se ensaya en el panorama de nuestra ilustre tierra del Sagrado Corazón. 

No se sabe en que terminará pero mi pesimismo me indica que  no nos llevará a nada bueno sino a la implantación de un Gobierno al que no se le podrán hacer protestas de las que no le gustan al nuevo ministro de Defensa, que deja vacío el sillón bastante cómodo de la presidencia de Fenalco, el gremio de los comerciantes, para sentarse en una curul del consejo de ministros, con menos sueldo pero más poder. Como su antecesor Sabas Pretel. 

Nuestra democracia, acostumbrada al unanimismo, estrena, pues, nuevo estilo, heredado de los ingleses, como es el esquema gobierno-oposición que permite a un sector político oponerse a las iniciativas gubernamentales, sin recurrir a la vieja táctica de crear guerrilla o declarar la guerra civil. 

La coalición oposicionista, que será encabezada por el candidato derrotado en la segunda vuelta, en este caso Gustavo Petro, podrá sacar las garras en los debates parlamentarios y en las calles, donde mostrará su inteligencia y su fuerza. 

Pero creo que llevará a enfrentamientos que no serán buenos para nuestra democracia. Cambiaremos la guerrilla rural por las peleas urbanas. Nada bueno en un país acostumbrado a la violencia. 

Será la oportunidad para saber si nos ha civilizado la democracia imperante en los últimos años y la mano suave mostrada por el gobierno de Juan Manuel Santos. 

Y lo mejor de todo: será escuela para el futuro y contraste o continuación del estilo implantado por el expresidente Álvaro Uribe, quien no dejó gobernar a su peor enemigo y pasó de oscuro senador liberal a jefe indiscutido de la extrema derecha. Todo un milagro que no se  veía desde la época de Rafael Núñez, hace más de un siglo.

Habrá que esperar, pues, los resultados de la nueva cara de nuestra democracia, a la cual le esperan muchos peligros. El menor de los cuales es el golpe de opinión, como en la época de Núñez. GPT.

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