Hasta hace poco menos de un mes, a preocupación de los economistas internacionales no solamente era la caída de los precios del petróleo y de otros productos básicos sino la salida de capitales financieros de los países emergentes.
Estos habían ingresado masivamente a las economías emergentes durante la crisis que comenzó en 2008 en busca de rentabilidad y habían comenzado a devolverse en busca de “calidad”, en vista de que los pecios de los productos básicos habían caído y ante la perspectiva de que el Banco de la Reserva Federal (FED) subiría la tasa de interés.
Esto no ha sucedido como se esperaba. El FED ha sido muy cauteloso y ha titubeado en las fechas en las que se esperaban alzas definitivas de la tasa de interés, la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos ha caído y en Japón y en Europa el problema es ahora que las tasas de interés son negativas.
Todo esto, una relativa mayor tranquilidad sobre la economía china y la posible estabilidad de los precios del petróleo en un nivel superior al que ha prevalecido en los meses anteriores ha moderado la fuga hacia la calidad y se percibe un contraflujo de retorno de los capitales “golondrinas” en busca de rentabilidad a los países que habían sido los más afectados por el retiro de esos fondos hace unos meses.
Estos países, son los que han experimentad mayores incrementos de la tasa de interés y mayor depreciación de sus monedas y ofrecen por esas razones la mayor posibilidad de un rápido retorno a la inversión.
Colombia, infelizmente es uno de ellos porque además tiene halo.
Esto le ha venido como anillo al dedo a los bancos centrales de esos países que no sabían qué más hacer para controlar la inflación inducida por la devaluación de sus monedas y a los gobiernos que estaban angustiados por los crecientes déficits la cuenta corriente de sus balanzas de pagos que tenían que financiar.
A tal punto les ha convenido a estos gobiernos este alivio pasajero que algunos de los ministros más avispados ya están atribuyéndose la revaluación de sus monedas como un logro y reafirmando que en el segundo semestre caerá la inflación.
Es comprensible que se sientan aliviados porque están ganando tiempo y en política, “si uno gana tiempo lo ha ganado todo”. Si se tiene en cuenta que el precio de los TES va para arriba y también los precios de las acciones, esto parece aplicar a la situación actual de regreso de las “golondrinas”.
Pero ellas no han vuelto “de su balcón sus nidos a colgar” sino a estar prestas a ser las primeras en volar hacia la “calidad” con la primera señal de que las tasas de interés en el mundo desarrollado pueden subir.
La manera de entender este yo-yo financiero es que es una “pirámide” que no organizan los que emiten los papeles (TES, acciones, finca raíz) sino los propios inversionistas que le apuestan a ser los primeros que salen corriendo, y son lo que con seguridad no salen perjudicados en ese esquema.
Los que no salen a tiempo las llevan, como en todas las pirámides, y el país es el que paga por los platos rotos cuando se vienen abajo los mercados financieros, se pone el dólar otra vez por las nubes, suben las tasas de interés y cae la tasa de crecimiento de la economía. Eso, casi con seguridad va a suceder, pero no se sabe cuándo. (Colprensa)