La literatura es siempre una expedición hacia la verdad, eso lo dijo Franz Kafka, y es que hay libros que han transformado el mundo contando su realidad, aunque los personajes sean ficticios. Cuentan que cuando Harriet Beecher Stowe, autora de La Cabaña del Tío Tom conoció a Abraham Lincoln este le dijo algo así como: “así que tú eres la que escribió el libro que inició esta gran guerra”. Si bien la lucha por los derechos de los afroamericanos había comenzado y tenía otras causas más complejas, la autora se atrevió a narrar la realidad y enmarcarla en la ficción de una novela, esto hizo aún más contundente visibilizar la miseria de la esclavitud. Algo similar ocurrió con Oliver Twist, la vivencia propia de Dickens en la maldición de ser un niño en el siglo XIX, los abusos y la corrupción de la era victoriana como contexto, recorrieron el mundo con las páginas de la voz de un huérfano que exigía a gritos un cambio, que además ocurrió.
Se inauguró en la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero el Fondo Bibliográfico de Paz, una iniciativa del proyecto Bibliotecas Públicas Lugares de Memoria, Convivencia y Reconciliación, en una apuesta regional que desde la literatura y diversos géneros como informes o relatos, apunta a transformar esta región. ¿Cómo más sino a través de una Biblioteca? El fondo pretende convertirse en una herramienta de memoria y construcción de paz en un departamento tan golpeado como el nuestro. La idea se complementa con rincones de lectura, una especie de brazos del fondo que han llegado ya a 10 bibliotecas públicas del Departamento en los municipios de El Tarra, Tibú, El Zulia, Teorama, Sardinata, Ocaña, Los Patios, Villa del Rosario y Toledo.
El fondo, además, espera estar en constante actualización, cuenta ya con aproximadamente 500 libros entre los que están disponibles el valioso legado de la Comisión de la Verdad, 2 de sus comisionados, Saúl Franco y Carlos Beristain, acompañaron en Cúcuta su presentación y está previsto que recoja con el tiempo, investigaciones, documentos, literatura y otros materiales bibliográficos en todos los formatos posibles que se generen en la región, esperamos que desde las universidades, los autores y otras entidades, hacia una reconciliación y vigencia de los esfuerzos por la paz.
Sus títulos emocionan, podemos pasar de la dureza de estar a lado y lado de la frontera, como nos contó Fernando Molano en sus crónicas, hacia las preguntas que se hace una pequeña niña que se siente el bicho raro de la clase, que tiene muy presente la ausencia y se llama Eloisa, un hermoso libro álbum escrito por Jairo Buitrago e ilustrado por Rafael Yockteng. Hay crónicas de Germán Castro Caycedo, el valioso trabajo periodístico de Olga Behar, la historia de las mujeres de Michelle Perrot, pero también el hilo visual de Dipacho cuando Antonia debe irse con su familia y dejar, sin quererlo, lo que más ama.
Esta la bellísima historia de Gerardo Meneses La Luna en los Almendros, una verdadera joya de la literatura infantil y juvenil, pero también están los poemas a los que siempre volvemos cuando escuchamos los nombres de Edwin López, Gerson Gallardo y Tirso Vélez que antologó Épica Ediciones escritos por otros poetas. Y podríamos seguir; estos libros cuentan verdades del país y de la región. Al estar disponibles para todos los ciudadanos ayudan a que leyendo nuestro territorio no se comentan a futuro los mismos errores del pasado. De alguna manera es un valioso aporte a los ciudadanos quienes finalmente son los que integran las páginas de su propia historia.