Han transcurridos 15 días de la reunión en San Cristóbal en la que participaron diferentes gremios, empresarios, periodistas, el presidente de la Cámara de Comercio colombo – venezolana doctor Germán Umaña, y el anfitrión, el gobernador del Táchira Freddy Bernal para sostener lo que sería un diálogo inicial sobre lo que puede ser la estrategia para la apertura de la frontera.
El encuentro fue en el puente de Ureña con el recibimiento del alcalde de la ciudad de Ureña en donde nos esperaban dos buses a cerca de 70 personas; para los nortesantandereanos no dejaba de haber una gran expectativa, algo parecida como cuando un turista entra a conocer por primera vez un país extraño sobre el que se dicen muchas cosas. Queríamos mirar rápidamente qué se veía en los supermercados, que tan cerrado estaba el comercio, y de alguna manera, si era posible, el estado de ánimo de la gente. Era una idea vaga, al menos de un día, para tratar de saber que ha pasado con 20 años de revolución. La mayoría de nosotros teníamos más de 10 años de no ir a Venezuela.
De las primeras imágenes que vimos, el cierre y rodeado de maleza el aeropuerto de San Antonio, donde años atrás tomamos muchos vuelos hacia Caracas y otros destinos, dan una idea de lo que sucede en un país. El buen estado y funcionamiento de un aeropuerto es un buen termómetro de la salud de cualquier sociedad. Sobre el desarrollo en infraestructura en Ecuador no era sino comparar lo que era su aeropuerto hace 30 años y el de ahora. Y en San Cristóbal instalados en el Lido hotel, Carlos Luna abrió el encuentro con una buena síntesis de lo que nos ha significado en términos económicos y sociales el deterioro y cierre de la frontera desde el año 2015 y una perspectiva de lo que sería una segunda oportunidad para el Norte de Santander y el Táchira con la apertura. De otro lado, Maximiliano Vásquez, presidente de Fedecámaras en el Táchira, hizo una buena reflexión sobre “la diplomacia ciudadana” que debe existir entre los habitantes de las dos regiones.
Una de las intervenciones más esperadas, que generó una buena receptibilidad, la del presidente de la Cámara Germán Umaña, quien hizo referencia al proceso económico de Venezuela en el que la estabilización en los últimos meses de su economía, además de originarse en la recuperación de la producción y exportación de petróleo que le permiten, según el pronóstico de entidades internacionales, un crecimiento para este año entre el 2 % y 20 %, y cercano al 8 % en el 2023.
Aportó unas cifras que muestran la relación comercial colombo venezolana de exportaciones por aduana, en las que en el año 2013 llegaron a 1.015 millones de dólares, y en las que en el año 2020 fueron de O. La intervención del gobernador del Táchira la presentó como un mensaje del presidente Maduro, los efectos y consecuencias que nos ha dejado con 248 trochas y las expectativas que existen en Venezuela con el restablecimiento de las relaciones a partir del nuevo gobierno en Colombia. Su mensaje fue muy claro al expresar que Caracas no conoce suficientemente lo que es el Táchira, su dinámica de frontera, así como igual le sucede a Bogotá con el Norte de Santander. Al final de su intervención el gobernador expresó que la frontera debe abrirse con progresividad y bioseguridad.
Tuve ocasión de hablar un buen espacio con el diputado de la Asamblea Nacional en Caracas, Juan Palencia, quien reafirmaba la expectativa que existe allá. Ya de regreso, en esa experiencia de apenas unas horas, llamaba la atención la oscuridad de muchas casas y zonas por las que circulábamos. Hacia 1829 Bolívar, ya enfermo, le decía a Manuelita que uno de sus errores era no haber entendido que estos países no estaban preparados para la democracia; esperemos que 200 años después estemos preparados para reabrir la frontera.