El nodo de transporte multi e intermodal más complejo y grande del planeta es la estación Shinjuku en el corazón de la hiper urbanizada Tokio. Cerca de 3,6 millones de personas transitan diariamente por esta mega obra de infraestructura urbana. La gran iniciativa fue posible y funciona adecuadamente dentro de un barrio tradicional luego de muchas negociaciones, no exentas de conflictos (como toda negociación), pero sin la necesidad de expropiar o dejar por fuera los puntos de vista de los diferentes grupos de habitantes. ¿Cómo fue posible? Cuando se le pregunta a uno de los miembros de la oficina del ayuntamiento y planeación, este responde: con dos mil tazas de té.
Las políticas y acciones del urbanismo en Japón se discuten en torno a una taza de té con los involucrados. Los arquitectos, urbanistas e ingenieros involucrados intercalaron y mezclaron sus habilidades de diseño, cálculo y gestión con la consulta y participación ciudadana. Miles de reuniones entre la ciudadanía y las autoridades y miles de tazas de té fueron necesarios para desarrollar los planos de la mega obra, todo con el aval y satisfacción de los ciudadanos.
A este lado del océano, no se tienen obras de tal magnitud y escala, pero se hace evidente que cada decisión que afecte el futuro urbano, nuestro entorno común debe ser construida colectivamente. Eso nos enseñó la cumbre mundial Hábitat III: Decidimos el futuro de las ciudades juntos. En nuestra región, la que ha demostrado unas altas tasas de urbanización, 8 de cada 10 habitantes vive en aglomeraciones urbanas y muy seguramente esta o una proporción mayor cuestiona legítimamente el manejo y gestión del territorio como resultado del fracaso de las autoridades por tenerlos en cuenta en la toma de decisiones.
Si bien se llevan a cabo diferentes estrategias de participación y consulta ciudadana, en términos de gestión urbana y ordenamiento territorial es supremamente importante contar conjuntamente con la ciudadanía. Para pasar de un modelo de planificación dictado desde altas esferas a un modelo colectivo y democrático que incluya la visión de niños, mujeres y grupos vulnerables.
Gestionar y administrar las ciudades y su territorio presente y futuro requiere tanto de la participación y la inclusión, pero también ideas y conocimiento. Difícil pero no imposible iniciativa en una ciudad con altos grados de informalidad. Cada estudiante de arquitectura e ingeniería de las escuelas de la región, representa una familia y es consciente de sus circunstancias. Por eso es tan importante en la región fortalecer todo lo relacionado con la formación y capacitación, no de una manera inerte y estéril, sino consecuentes con nuestra realidad informal, fronteriza y metropolitana, pero a la vez con potencial en los sectores minero-energéticos y tres afluentes hídricos por solo mencionar algunos aspectos por trabajar arduamente.
El futuro humano está en las ciudades y por lo tanto es crucial para el desarrollo integral aprenderlas a gestionar. Hoy no hemos superado el déficit en vivienda y espacio público como consecuencia del crecimiento urbano que experimentaron las ciudades del primer mundo décadas atrás. Aprender a co-gestionar el crecimiento urbano de la mano de la participación ciudadana, el saber profesional y la producción conjunta de un conocimiento coherente es la clave para el desarrollo urbano. Serán necesarias en nuestro entorno miles de tazas de café, nos gusta más y estamos en Colombia.