Amables lectores: los seres humanos en un alto porcentaje suelen ser prepotentes, arrogantes y codiciosos. Se creen invencibles e insuperables. Pero, ¡que lejos estamos de la realidad! Un simple virus, un microorganismo invisible al ojo humano, ha logrado acabar con estos antihéroes y ponerlos de rodillas, dejándolos desnudos e impotentes ante tanta vulnerabilidad. Como dijo un exalcalde de Cúcuta: “el virus nos ha dejado estupefacientes” y “con la espada de uno de esos toches griegos sobre nuestras cabezas”.
Veamos algunas de estas evidencias en diversas áreas: SALUD: En este sector, enmarcado en la Ley 100 de 1993, encontramos graves falencias en el aspecto financiero y la ley de punto final aún sigue en puntos suspensivos. Hay continua corrupción con carteles de la salud y mal desempeño de muchas EPS. Existe buena cobertura pero poca eficiencia con tiempos prolongados de atención. Los profesionales de la salud son altamente calificados pero muy mal remunerados. En síntesis, tenemos un sistema de salud debilitado que requiere varias cirugías reconstructivas.
EDUCACIÓN: El Covid-19 desnuda un sistema educativo costoso y de mala calidad. Con matrículas altas, baja cobertura y talento humano poco innovador. Obligados hoy por la pandemia a una educación virtual, esta se lleva a cabo a prueba y error, lo que abriría un amplio horizonte en el campo investigativo para los estudiantes pero crearía un gran reto para el profesorado poco hábil en las áreas de la tecnología y la informática. Si se grabaran clases magistrales se podrían difundir a todos los estratos y zonas geográficas, disminuyendo costos y provocar la verdadera pandemia en la difusión del conocimiento.
AGRICULTURA: Nos hallamos desnudos e impotentes en este sector tan duramente golpeado por la minería ilegal y el narcotráfico. Con aguas contaminadas y vastas zonas de bosque y selva talados para la extensión de cultivos ilícitos. Sin vías terciarias se encarece el transporte de insumos y productos, costos que se trasladan al consumidor final. Sin estímulos a la agroindustria y con una mano de obra rural envejeciendo sin perspectivas de relevo generacional por carencia de tecnología, apoyo técnico y educación adecuada. El gran número de productos importados a través de los TLC establecidos retira del mercado a los productores colombianos por no contar con los subsidios ofrecidos al agro en otros países.
EMPLEO: En el área laboral nos pilló el Covid con una alta tasa de desempleo que ya en pleno desarrollo de la pandemia es superior al 20%. Es aquí, donde debemos plantearnos la posibilidad de una flexibilización laboral que permita la contratación por horas, como de hecho, ya lo hace el cuerpo médico, vigilantes y otros trabajadores. Asimismo, es importante que la cotización al Sistema General de Seguridad Social deba hacerse proporcionalmente al ingreso personal y no con base en un salario mínimo para así tratar de derrotar la informalidad. Los grandes retos no solo están en llevar la tasa de desempleo a un solo dígito sino en conseguir una verdadera reforma laboral y una reactivación del empleo invirtiendo altos recursos en vías terciarias, en el agro y en la construcción de vivienda.
Trabajemos en equipo y halemos todos hacia una misma dirección.