CNN trae hoy un artículo sobre la crisis que vale la pena integrar a las profecías del post COVID-19: la manera exitosa como algunas mujeres lideran sus países con pocos contagios, pocas muertes por el virus y sistemas de salud sin colapsar ganándose la confiaza pública. Todas tomaron decisiones tempranas difíciles. Todas tienen un liderazgo concurrente con las recomendaciones de Obama a Joe Biden en el mensaje de adhesión a su campaña: orientadas a la lucha contra la corrupción, no son autoritarias, no desinforman, no son ignorantes y, en lo que lo son, se asesoran bien y confían en sus consejeros; y, sobre todo, sus compatriotas les importan, gobiernan para ellos y no para su propia gloria o para un imperecedero legado. Tienen “bondad, virtud y propósito de servir”.
Jacinda Ardern, 39, madre, hogar de tres, Primera Ministra de Nueva Zelandia desde 2017, laborista, asesora de Tony Bair, partidaria del aborto y de matrimonios del mismo género, decidió desde hace dos meses bajarse el salario 20%. Desmontó los subsidios para las personas y empresas de mayores ingresos, dejando las ayudas “exclusivamente para aquellos que no pueden mantenerse solos”. Quienes trabajan con ella en el gabinete le atribuyen tres características: capacidad para dirigir, habilidad para dar significado a sus decisiones así las consecuencias sean inciertas, y empatía con la gente. Cerró su país al turismo muy temprano en la crisis y ha enforzado la cuarentena a rajatabla. Resultado: 1.400 contagiados, solo 9 fatalidades y 51% de contagiados recuperados.
Katrín Jakobsdóttir, 44, madre, hogar de cinco, Primera Ministra de Islandia también desde 2017, verde, como Ministra de Cultura ayudó en la recuperación de la crisis financiera del 2008, lanzando una industria creativa y del entretenimiento que hoy aporta al PIB cerca del 10%. Decisiones duras y tempranas de cierre total y aislamiento; explicación constante a sus gobernados; asesoría científica al más alto nivel. Resultado: alrededor de 1800 contagiados, solo 8 fatalidades y 70% de recuperados.
Tsai Ing-wen, 63, soltera, ve por su padre ya anciano, Presidenta de Taiwán desde 2016, demócrata progresista. Resucitó en 2018 para un segundo mandato, como solo sucede en religión y en política, ante el favoritismo de Pekín por su rival, ese sí de derecha. Magister de Cornell, asesora en seguridad, comercio y propiedad intelectual, como Ministra de Asuntos Continentales manejó bien la difícil relación con China. Primera en alertar, gracias a sus servicios de inteligencia, sobre el virus en China, pidiendo cooperación de la OMS. En Taipei el puesto de mando antipandemia funciona desde finales de diciembre y la preparación de la cuarentena, elementos biomédicos y cierre de fronteras, fue puesta en marcha en enero. Con 25 millones de habitantes, ha podido lograr el segundo más alto número de pruebas del virus, solo superado por Vietnam. Resultado: 395 casos, 6 muertes y 45% de enfermos recuperados.
Sanna Marin, Primera Ministra de Finlandia desde diciembre, 35, la más joven jefe de gobierno del mundo, madre, hogar de tres, hija de madre lesbiana y soltera, socialdemócrata, conocida en su niñez como la “alumna más pobre de la clase”, se declara millennial. Bella además, tiene un gabinete casi todo de mujeres con quienes tomó duras medidas para cerrar su país, mandar la gente a casa con enforzamiento riguroso y enviar rápido subsidios en dinero a los más afectados. Se apoyó en las redes sociales y sus influyentes para comunicar; su éxito fue total y las medidas acogidas unánimemente. Resultado: 3.200 casos, 72 muertes y un sistema de salud funcionando bien, al tope.
Para rematar, Ángela Merkel, 65, casada dos veces, sin hijos, Canciller Federal de Alemania desde 2005, centro derecha, perseguida por los comunistas de la RDA, hija de pastor, sobresaliente en su tesis de Química Cuántica de la U de Leipzig, llamada “mi chica” por el entonces Canciller Helmut Kohl ante su éxito como Ministra de Medio Ambiente y Seguridad Nuclear. Integracionista de la UE, artífice del Tratado de Lisboa que reemplazó la Constitución del bloque. Apoyó todas las iniciativas de EEUU en Oriente Medio desde que estaba en la oposición; firme con el Brexit; apegada a la OTAN, lo que le costó discusiones con Trump; también ha apoyado un ejército europeo; aliada de Macron en el rediseño urgente de la Unión Europea. Puso a competir a sus asesores científicos. Las restricciones empezarán a ser levantadas este lunes a peluquerías, comercios pequeños, librerías, almacenes de bicicletas, talleres de autos, todos con medidas de distanciamiento. Resultado: 133.000 casos, 1.000 muertes y 55% de los contagiados recuperados. EEUU tiene hoy cinco veces más casos y nueve veces más muertos que Alemania.
Las hay pues de derecha, de izquierda, madres o no, solteras o no, jóvenes o no, doctoras o no, de países grandes, medianos y chicos. Todas exitosas en la crisis, tendrán que referendar su éxito en la reconstrucción. Si aplican los valores que han exhibido, lo harán de maravilla. A ninguna se le ocurrirá enviar los cheques de las ayudas con su foto y un pedido para que voten por ellas. Y ninguna grita… El mundo post COVID será de las mujeres que no gritan al mandar.
