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Centenario de un jefe
El destacado jefe liberal fue el responsable de solucionar los problemas derivados de una de las épocas más difíciles de la democracia. 
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Sábado, 8 de Junio de 2019

Se han cumplido cien años del nacimiento de un jefe liberal de los que ya no nacen: Augusto Espinosa Valderrama, quien ocupó todos los cargos de dirección del partido liberal, su partido, que cometió el inmenso pecado de no llevarlo, como se merecía, al más alto cargo que otorga la democracia, la Presidencia de la República, en la que estoy seguro, hubiera dejado inmensa huella de honestidad y de sapiencia. Pero la democracia comete pecados como el de otorgar dignidades a personas que no las merecen o desconocer las calidades de hijos que pueden aportar soluciones para los inmensos problemas que afronta el país del Sagrado Corazón. 

Espinosa, nacido en Bucaramanga, fue la cabeza del liberalismo en momentos en que estuvo en peligro la democracia por la acción de grupos de derecha, que buscaban reemplazar los gobiernos elegidos por los ciudadanos por el populismo de la yuca, que en un momento dado fue la representación de la oposición.

El destacado jefe liberal fue el responsable de solucionar los problemas derivados de una de las épocas más difíciles de la democracia. Puso el pecho a la tormenta y desde su curul en el Senado se enfrentó a los problemas y evitó, por ejemplo, la arremetida de senador costeño que buscaba destituir al Presidente Carlos Lleras Restrepo, quien no supo, posteriormente, agradecer el gesto de quien presidía en ese momento la Dirección Liberal y se enfrentó a peligrosos enemigos políticos que buscaban acabar con la democracia. 

Espinosa, hermano del ministro de hacienda y gerente de El Tiempo, Abdón, ocupó importantes cargos, como el ministerio de agricultura y la embajada en Londres, donde brilló su inteligencia y dio muestras de su amor por las ideas liberales, que fueron el norte de su labor en los cargos que ocupó con brillo singular.

La labor de Espinosa ha debido recibir la gratitud de sus compatriotas, pero no tuvo el obvio respaldo en las urnas: fracasó dos veces en el intento de llegar a la Presidencia pero nunca expresó resentimiento por ese hecho ni tampoco por la ingratitud que demostró el presidente Carlos Lleras Restrepo que dio su respaldo a otro aspirante a la Presidencia, también santandereano como él, el senador Luis Carlos Galán, asesinado por el narcotráfico en Soacha.

Dirigentes liberales como Espinosa ya no produce este país. La  tendencia de moda es ahora la extrema derecha y el presidente de turno es un inexperto senador que fue escogido a dedo por su jefe, lo que no ocurrió cuando le tocaba el turno al ilustre senador Espinosa Valderrama, que ha debido ocupar, por méritos, las más importantes dignidades. Pero la democracia es caprichosa: no le dio la oportunidad de sentarse en el solio de Bolívar a un gran señor que lo merecía.

El liberalismo y el Congreso deberían publicar los discursos de Espinosa: son una lección de democracia y de liberalismo como ya no se ven en este país. Sería un pequeño homenaje para un gran hombre. GPT 

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