A María Cristina Galeano solo se le viene una palabra cuando recuerda el trasplante que le salvó la vida: milagro. Ya pasó un año desde su trasplante de hígado y, aunque sus días no serán los mismos por la dieta y medicación vitalicia que debe seguir para que el órgano le funcione, ahora recuerda los momentos difíciles que antecedieron su trasplante.
Como esta mujer, que tenía un diagnóstico de cirrosis y hoy reside en Cereté (Córdoba), hubo otros 1.394 pacientes que recibieron un trasplante en 2023. Los de riñón, hígado, corazón y pulmón fueron los más comunes: 933, 293, 99 y 36, respectivamente.
“En la recuperación me fue muy bien, por eso hasta los médicos decían que yo era una consentida del cielo y para mí todo fue un milagro y una segunda oportunidad muy buena. Me ha ido muy bien”, cuenta María Cristina.
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Este botón de muestra marca lo que fue una realidad para 21.086 personas entre 2004 y 2023, pero también es un anhelo para quienes hoy tienen su nombre en una lista de espera y que día a día esperan esa llamada que les alargue más la vida.
Cifras del Instituto Nacional de Salud (INS) señalan que esas personas que esperaban un donante fue de 4.002, a corte de diciembre de 2023. De esas, 3.696 pacientes esperaban un riñón, 176 un hígado y 60 un pulmón.
Así es el caso de Tatiana Guillén. Una joven llanera de 29 años diagnosticada con hemosiderosis pulmonar idiopática, que desde finales de 2022 está en lista de espera por un donante pulmonar. “Soy la única paciente en Colombia con este diagnóstico, pues es un caso poco frecuente que le sucede a una persona en un millón”, narra Tatiana.
Y con casos como los de María Cristina y Tatiana se cumplen este mes 20 años de la creación de la Red Nacional de Donación y Trasplantes, que nació fruto del decreto presidencial 2493 que delegó su coordinación al Instituto Nacional de Salud (INS).
Si bien el director del INS, Giovanny Rubiano, resalta los avances que ha tenido el país en esta materia, pues contamos “con un acumulado de más de 21 mil trasplantes y más de 10 mil donantes”, reconoce también que hace falta “crear mayor conciencia en la población general”.
El subdirector de la Red Nacional de Transplantes y Bancos de Tejidos de esa entidad, Rubén Darío Camargo, señaló que en 2023 la tasa de donación de órganos por millón de habitantes fue de 7,4 y la de trasplantes fue de 26,7.
“Esa cifra de donación es baja cuando hay países como España (48 millones de habitantes) que manejan cifras de 48 donantes por millón de habitantes, además es una población parecida a la nuestra”, expresó el funcionario.
Los puntos máximos de donación (que es obligatoria por ley desde 2016) que ha registrado el país fue en 2009, cuando se ubicó en 10 donantes por millón de habitantes y el mejor de trasplantes se ubicó en 2017 con 26,8 por millón de habitantes. Entre tanto, los mínimos fueron en el pandémico 2020 con 4,4 donantes y en 2004 con 15,1 trasplantes, respectivamente.
No obstante, el proceso para que un posible donante se convierta en uno real es un embudo en el que hay un alto porcentaje de pérdida.
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El INS tasa en aproximadamente 244.000 los fallecidos al año en el país. De estos, el número de donantes reales se reduce por factores como que el 3% ocurren en departamentos que no tienen acceso aéreo nocturno ni de corta duración por tierra, así como que el 26,7 % de las unidades de cuidados intensivos (UCI) a los que llegan tengan capacidad para conservar los órganos.
Para la muestra, el 2021. En ese año, de ese total, 2.613 fueron posibles donantes; de estos, el 27 % (710) eran potenciales para donar; de este porcentaje, el 73 % (524) fueron elegibles (por las condiciones del cadáver); mientras que de este último, el 51 % (268) fue donante. Es decir que solo el 0,10 % terminó siendo un donante para un paciente de la lista de espera.
Ante este panorama, toma fuerza la frase del subdirector Camargo: “si no tenemos donantes, no tendremos trasplantes”. Por ello, resalta que para alcanzar cifras admirables —como las de Uruguay, que tiene tasa de trasplantes de 56,1 por millón de población— “necesitamos sensibilizar mucho más a la sociedad porque la donación es un bien social que beneficia a la misma sociedad para que pueden tener mejor calidad de vida”.
Esa mejora ya la tuvo María Cristina, cuya posibilidad de vivir hubiera quedado reducida a un 10 % de no ser por el trasplante; entre tanto, Tatiana la espera, al igual que Galeano, aferrada a un milagro.¿Qué pasa en la lista de espera?Distinto a lo que podría sugerir, la lista de espera de trasplantes no es una fila de espera en la que se hacen los procedimientos por turno de llegada, sino que se organiza por compatibilidad entre el donante y el posible receptor.
“No existe orden en la lista, sino que hay unos criterios del INS, que son los de distribución de órganos con criterio técnico, científico y médico en dos pilares: el resultado de pruebas de enfermedad infecciosas y la HLA, que es una prueba de antígenos de histocompatibilidad”, explicó a este diario Rubén Camargo.
Esos criterios los define un aplicativo web (creado en 2016) en el que confluye la información de posibles receptores de un órgano, donantes y prestadores de salud para los procesos de donación y trasplantes.
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