Con un preocupante panorama en temas como la pobreza, la segregación, la educación y el mercado de las drogas, finaliza la visita en Colombia del relator especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Olivier De Schutter iniciada el pasado 26 de agosto.
En el informe se advierte que actualmente el 33% de la población en Colombia vive en situación de pobreza, con un 11.4% en pobreza extrema. Eso convierte a Colombia en uno de los países más desiguales del mundo.
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Luego de visitar Bogotá, Soacha, Ciudad Bolívar, Cali y Buenaventura, el experto sostuvo que la paz en Colombia solo puede alcanzarse abordando la división de clases y la discriminación contra las personas más pobres del país.
“Las personas colombianas ricas y pobres viven en mundos separados y estos mundos muy rara vez se encuentran. Sin embargo, a menos que la erradicación de la pobreza se convierta en una prioridad para la sociedad colombiana, sin importar su nivel de ingresos, el círculo vicioso de la pobreza y el conflicto continuará, y el país nunca conocerá la paz”, advirtió el relator.
El relator especial advirtió que al tener muchas personas pocas oportunidades laborales, educativas y de salud, la pobreza está alimentando el actual conflicto en Colombia, un conflicto que ha limitado gravemente el desarrollo socioeconómico del país, con unos costes humanos y medioambientales extraordinariamente elevados.
“La falta de oportunidades de empleo está convirtiendo a las personas en situación de pobreza en un blanco fácil para el reclutamiento por parte de grupos armados no estatales, y la falta de alternativas viables para los cultivadores de coca no les está dejando otra opción que continuar con los cultivos ilícitos”, afirmó De Schutter.
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Expresó su crítica a los estratos sociales en que está organizado el país, al identificar que esa clasificación del 1 al 6 aumenta más la “segregación social institucionalizada” y se convierte en un obstáculo importante para erradicar la pobreza y alcanzar la paz.
Esto no solo hace que los más pobres de Colombia no tengan mejores oportunidades, no puedan relacionarse con otros grupos, sino que además aumenta la “aporofobia, que estigmatiza a las personas en los estratos más bajos y les dificulta el acceso a empleos decentes o a servicios públicos.”.
El experto señaló que los más pobres acuden a colegios y universidades de menor calidad y expresa que “no es de extrañar que un niño nacido en una familia pobre tarde 11 generaciones en ganar un salario promedio”.
Por último, indició que el actual manejo del sistema del Sisbén no funciona bien, ya que no llega a las comunidades más necesitadas ni a donde están ubicadas en áreas remotas. Sumado a que los inscritos están siendo estigmatizados, por lo cual señala que se debe avanzar hacia un Registro Universal de Ingresos.
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