Pese a que, días antes, en la Comisión Local del Fútbol, los hinchas de las barras del América de Cali se habían comprometido a tener un buen comportamiento y a disfrutar de la final de la Copa BetPlay en paz, los hechos de este domingo en el estadio Pascual Guerrero evidenciaron la falta de palabra de los vándalos disfrazados de hinchas haciendo todo lo contrario.
Solo faltaban cinco minutos –y el tiempo de reposición– para el final del encuentro entre América y Atlético Nacional, cuando un grupo de aficionados de la barra popular del cuadro local se salió de control en la zona sur y empezó a saltar a la cancha, mientras tanto, los que quedaban en la tribuna, encendieron bengalas y arrancaron sillas para atacar a los policías que acompañaban el encuentro y otros, en un frenesí difícil de entender, comenzaron a pelear entre sí, tanto que los hinchas que estaban en tribunas familiares, comenzaron a evacuar el escenario deportivo por temor a quedar en medio de la confrontación.
El juego continuó unos segundos más, pero una vez se invadió la cancha todo fue caos. Los equipos se replegaron. Nacional, que era virtualmente campeón por la ventaja de 3-1 que había logrado en el Atanasio Girardot el jueves pasado, se metió al camerino y de allí no volvió a salir. Mientras tanto, algunos jugadores del América, que no pudieron contener las lágrimas de frustración y tristeza, se quedaron en la cancha intentando bajar los ánimos, pero minutos después tuvieron que desistir y abandonar el terreno por temor a ser atacados.
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La imagen más frustrante fue la de Adrián Ramos quien, desde la boca de un túnel, veía como el cierre de sus más de 20 años de carrera deportiva se veía empañada por la ira y la inconsciencia de unos cuantos que horas antes coreaban su nombre.
El árbitro tardó en dar por finalizado el encuentro por falta de Garantías y la Dimayor tardó más en oficializar a Nacional como campeón del torneo. La entidad trató de armar la ceremonia de premiación una vez el estadio estuvo vacío, pero ni así se garantizaba la seguridad de los jugadores antioqueños, que en la intimidad de un camerino ajeno celebraron el séptimo título en el certamen.
Los jugadores, con David Ospina como líder, recibieron de manos del presidente del equipo, Sebastián Arango, y del entrenador Efraín Juárez, la copa y las medallas, una medida poco usual pero forzosa en medio de la situación.
A las afueras del estadio siguieron los disturbios, que por fortuna no se extendieron y este lunes, la capital del Valle amaneció con una tensa calma, pero con varios heridos y un profundo rechazo por lo sucedido.
De acuerdo con el coronel Carlos Oviedo, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, “algunos integrantes de las barras del América de Cali pretendían ingresar de manera violenta a la gramilla del estadio. Personal de la Unidad Nacional de Mantenimiento del Diálogo actuó y evitó que ellos llegaran hacia la cancha, se presentó una confrontación. De manera preliminar, hay tres policías lesionados que están siendo atendidos en un centro médico asistencial”, señaló el oficial. Este lunes, la cifra de uniformados heridos ascendió a ocho, tres de ellos de gravedad.
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Sin embargo, este lunes, tras casi diez horas de ocurridos los hechos, se reportan cerca de 30 heridos por los desmanes dentro y fuera del Pascual Guerrero.
El comandante de la Policía Metropolitana agregó que además de los heridos, los hechos también dejaron “daños materiales en el estadio” y recordó que, días antes, “en la Comisión Local del fútbol, se había acordado un compromiso de los líderes de estas barras para disfrutar este evento deportivo en paz, en convivencia, pero desafortunadamente no fue cumplido”. Por lo que, indicó, ya se están adelantando acciones para identificar a los responsables y judicializarlos.
“Se ha nombrado un grupo de la Seccional de Investigación Criminal para que a través de recolección de elementos de material probatorio, de verificación de cámaras de circuito cerrado, se pueda identificar a estas personas que causaron estos desmanes”, concluyó el coronel Oviedo.
En esa misma línea se pronunció el alcalde Alejandro Eder, quien condenó lo sucedido y reiteró que los responsables serán “identificados y judicializados”.
“Lo que ocurrió esta noche en el Estadio Pascual Guerrero es inaceptable. No voy a permitir que la violencia empañe el fútbol ni la convivencia en Cali. Los responsables de los desmanes serán identificados y judicializados”, aseguró Eder en su cuenta de X.
Así mismo, el mandatario local anunció una recompensa de hasta 30 millones de pesos a quien brinde información sobre los responsables de los actos violentos.
“Ofrecemos una recompensa de hasta $30 millones a quien brinde información que permita identificar y judicializar a los responsables de los actos violentos en el Pascual Guerrero. ¡No permitiremos que estos hechos queden impunes! Comuníquese a la línea multicrimen 3143587212 o con la Policía Metropolitana de Cali”, agregó el alcalde.