Las primeras precipitaciones de la ola invernal encienden las alarmas en zonas de alto riesgo de la provincia de Ocaña donde los organismos de socorro se encuentran en máxima alerta para prevenir desastres.
El coordinador de la Oficina de Gestión del Riesgo, Gustavo Adolfo Paba Navarro, advierte a los presidentes de las Juntas de Acción Comunal tanto de la zona rural y urbana sobre la imperiosa necesidad de adoptar los planes de contingencia encaminados a mitigar los efectos de las lluvias.
Asimismo, los ribereños de los afluentes de la región deben estar pendientes de las crecientes súbitas para evitar inundaciones, pérdidas de cultivos, animales de corral y tuberías de conducción de agua potable.
El Consejo municipal de Gestión del riesgo analiza la posibilidad de restringir los movimientos de tierra en las zonas vulnerables de la ciudad, asegura el jefe de Planeación, ingeniero Willington Carrascal Muñoz.
Solicitado a los constructores adoptar las medidas de prevención a la hora de ejecutar obras en los diferentes barrios de la localidad.
Igualmente, acatar las limitaciones encaminadas para mitigar la situación. “Hemos tenido dificultades ante las lluvias caídas y por ende trabajamos articuladamente con la Unidad de Gestión del Riesgo para atender cada una de las emergencias para no tener dificultades en tema de desprendimiento de material de arrastre. Las obras de mitigación están incluidas en los trámites de licencias donde el propietario debe brindar garantías en el urbanismo y la parcelación que requiere de movimientos de tierras”, agregó.
El sector de la construcción ayuda a la economía se debe garantizar la mayor seguridad posible para remediar emergencias en los proyectos.
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Bajo esos parámetros se buscan consensos para suspender los movimientos de tierra, materia de análisis, donde no vaya a afectar a ninguno.