En Ocaña, familiares, amigos, allegados y aficionados del ciclismo lloran la inesperada muerte violenta de Coyote, como le decían cariñosamente al soldador Rafael Salazar, de 60 años.
La tragedia se dio a conocer pasadas las 8:00 de la noche del viernes, cuando parientes llegaron hasta el taller de ornamentación de Salazar, en el sector Pedro Páez del barrio Carretera Central, en busca suya.
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Su ausencia por varias horas durante la tarde generó preocupación. Sus vecinos notaron que, extrañamente, el lugar donde laboraba Salazar permanecía cerrado. Por eso, se acercaron a la puerta y tras varios llamados decidieron forzar la entrada e ingresar.
Su esposa Luz Marina Ramírez fue quien abrió el taller. Al hombre lo encontraron en el piso, en medio de un charco de sangre. “¿Qué pasó?”, “¡Está muerto!”, “¡Llamen a la ambulancia!” fueron las expresiones que se escucharon, en medio de llanto y desesperación. Pero ya no había nada que hacer, Coyote no tenía signos vitales.
Tras el llamado de la comunidad, una comisión del Departamento de Policía de Norte de Santander (Denor) arribó al inmueble y acordonó la escena del crimen. Los uniformados constataron que el sexagenario fue asesinado por un impacto de bala en la parte superior de la mandíbula.
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“A eso de las cuatro de la tarde, yo escuché como unos disparos, pero no presté atención porque estamos acostumbrados al famoso pistoneo de los motociclistas a toda hora. Como a las 8:00 de la noche, me entere que habían matado a Coyote”, dijo el propietario de una tienda vecina.
Rafael Salazar era muy querido en su comunidad y un aficionado al ciclismo, por lo que integraba el grupo Bielas y Pedales.
¿Asesinato familiar?
Las circunstancias que rodean el homicidio son analizadas por la Seccional de Investigación Criminal. Trascendió que una rencilla familiar por dinero pudo tener este triste desenlace.
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Fue la esposa de Rafael Salazar, Luz Marina Ramírez, quien no solo describió el vacío que deja su muerte, porque no encuentra “palabras para consolar” a su hijo, sino que dejó entrever la posible razón del crimen y su presunto responsable.
“Gracias por ser ese excelente padre, esposo y amigo. Solo pido a Dios que se haga justicia, que tu muerte no quede impune. Que tristeza y dolor siente mi corazón, que tu propio hermano te haya arrebatado la vida por la avaricia y la envidia”, expresó en redes sociales con una foto Salazar en su bicicleta de ruta.
Se conoció que los hermanos tuvieron varias discusiones, a la hora de distribuir las ganancias del día del taller.
“Don Pedro Salazar, murió hace 17 años de un infarto cardiaco y dejó como herencia a sus hijos, el taller con equipos de soldadura, tornos, taladros y la herramienta necesaria para reparar piezas de carros y motos. Lo buscaban mucho (…)”, agregó un allegado.
Otros también presumen de un posible altercado con un cliente, quien procedió a disparar. No obstante, serán las autoridades quienes determinen el móvil real y los autores del hecho.
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