En cuestión de horas el suelo cucuteño tembló, pero no se trataba de un desastre natural ni de movimientos en las placas tectónicas. Fueron tres estallidos, producto de artefactos explosivos que dañaron el sueño y la tranquilidad en diferentes sectores de la ciudad.
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Esta racha de violencia inició sobre las ocho de la noche del pasado lunes, 28 de julio, en un escenario deportivo. Se trataba del coliseo del barrio La Ermita en la ciudadela Juan Atalaya, ubicado en la avenida 7, entre calles 34 y 35.
Algunas personas transitaban en esta zona, que según los vecinos suele permanecer oscura, otros estaban sentados en las gradas frente a la cancha, que permanecía vacía. Fue entonces que desde la carretera llegó el terror.
Según cuentan, una motocicleta con dos pasajeros se acercó, sacaron una granada de fragmentación y la lanzaron por los aires hacia una de las gradas; segundos después, y mientras los delincuentes huían, se dio el primer estruendo.
La explosión dejó su marca en el suelo, al igual que las esquirlas, que hirieron a una persona que estaba en los alrededores.
“El ruido fue impresionante, pensamos que había sido un carro bomba, pero cuando salimos no vimos nada, solo al muchacho herido”, dijo uno de los vecinos.
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De inmediato alertaron a las autoridades, y debido a que este punto es aledaño a un centro asistencial, el hombre fue atendido de urgencia y posteriormente remitido a otro centro médico.
Al sitio llegaron las autoridades para atender la situación, acordonar la escena e iniciar la investigación, al tiempo que revisaban los alrededores ante la posible presencia de más artefactos en la zona.
Sin embargo, su labor se vio interrumpida por otro estallido, también en Atalaya.
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Entre Pizarro y María Paz
Múltiples llamadas de diferentes barrios en la Comuna 6 de Cúcuta empezaron a llegar a la Policía, informando sobre otra explosión, al parecer, entre los barrios Pizarro y María Paz, cerca de las nueve de la noche.
Mientras seguían atendiendo el primer caso, más patrullas se trasladaron al sitio, pero la escena era confusa, todos habían escuchado el estallido, pero nadie sabía de dónde provenía. Inicialmente se señaló la cancha de María Paz, sin embargo, las autoridades lo descartaron.
Pasaron las horas y nadie supo ubicar el incidente, la situación siguió hasta el otro día. Los habitantes de Pizarro decían que había sido en María Paz y viceversa.
A cierre de esta edición, las autoridades no han podido establecer el sitio.
Se supo que del hecho no se reportaron heridos y según información más reciente, la explosión se habría dado en la parte alta de Pizarro.
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Tumbaron la fotomulta
La paz duró aproximadamente cuatro horas, porque sobre la una de la madrugada de ayer, se escuchó el tercer estruendo. Provenía de la avenida 7, la vía principal del barrio El Salado, entre las calles 10 y 11, donde el objetivo fue una cámara de fotodetección.
En el separador entre los carriles de la carretera, dejaron un explosivo, que destrozó la estructura de la cámara, derribándola y causando daños sobre los letreros y luminarias cercanas.
No hay responsables
Todos los casos ya están en indagaciones. Sin embargo, hasta el momento no hay capturados ni señalados, la principal hipótesis apunta a grupos o bandas ilegales, siendo estos ataques movimientos en la lucha por el control territorial.
Tampoco se sabe si los hechos están relacionados.
Por redes sociales, presuntos integrantes de Los Mexicanos se habrían atribuido los hechos, aunque aún es materia de investigación la certeza de la afirmación.
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