Se han preguntado, ¿cuál es la función que cumplen las rocas que se están depositando a un costado del río Pamplonita, aguas abajo del puente de San Rafael? Diariamente en el sector se observa maquinaria que tiene una misión: ordenar el cauce al tiempo que se recupera el afluente a su paso por la zona urbana de Cúcuta.
Las obras que se están adelantando son producto de un proceso de planificación que incluyó un estudio sobre la ronda hídrica del Pamplonita, el cual concluyó que en diferentes puntos del río era necesario ejecutar obras para el control de la socavación, de la erosión y para minimizar el riesgo por inundaciones, con una proyección a 100 años.
La intervención ejecutada por la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), se inició en 2018 con el retiro del material vegetal que se había apoderado del cauce, previo trabajo técnico en el que intervinieron los especialistas de la Corporación, expertos de la Universidad Francisco de Paula Santander e integrantes de Gestión del Riesgo de Norte de Santander.
Inspección ocular de los trabajos que se ejecutan en el sector de San Rafael, hecha por el director de Corponor, Gregorio Angarita Lamk. (Foto Juan Pablo Cohen)
Con el retiro de la maleza en puntos estratégicos del río, especialmente en cercanías de puentes, se logró ordenar el cauce. Al tiempo y de acuerdo con el director de Corponor, Gregorio Angarita Lamk, se habilitaron senderos ecológicos en las riberas, permitiendo que el afluente haga parte de las dinámicas urbanas.
Luego del retiro de escombros, Corponor continuó con la habilitación de enrocados, obras que se vienen ejecutando desde hace varios años con el objetivo de proteger la infraestructura urbana y permitirle al río correr sin contratiempos en los ocho kilómetros que tiene en su trayecto por la zona urbana de Cúcuta.
Estas obras, de acuerdo con el director Angarita, hacen parte de una estrategia macro diseñada por la autoridad ambiental, de acuerdo con el plan de acción, para el ordenamiento de la cuenca del río Pamplonita. En los últimos años, además, se han ejecutado acciones en aspectos como áreas estratégicas, redes de monitoreo, fauna y flora ligada al afluente.
Murallas de caliza
El ingeniero civil de la Subdirección de Planeación de Corponor, Javier Trujillo Camacho, dio a conocer que el estudio sobre la ronda hídrica elaborado en alianza con la Universidad Francisco de Paula Santander, aportó un insumo para la elaboración de un plano que incluye una franja de protección hidráulica y la misma define las áreas que en un periodo de 100 años podrían verse afectadas por un incremento máximo de caudal en el río.
1.600 metros lineales sobre la margen izquierda del río, aguas abajo del puente de San Rafael, se están interviniendo actualmente.(Foto Juan Pablo Cohen)
A partir de ello se definieron los sitios donde eran requeridos los enrocados que evitan que el río, al aumentar de caudal, socave las laderas. Cuando esto ocurre se desestabilizan las estructuras y se pone en riesgo a casas, vías e infraestructura local.
Las enormes piedras, al estar enterradas, evitan esto y controlan el riesgo de inundaciones, pues además, los enrocados cuentan con una altura definida bajo criterios técnicos.
Las rocas utilizadas para darle estabilidad y durabilidad a las obras son calizas, de hasta 1,20 metros, caracterizadas por su peso y figura no redondeada, hechos que hacen que el caudal no las pueda arrastrar con facilidad.
En el tramo de 1.600 metros lineales que es intervenido actualmente aguas abajo del puente Benito Hernández (San Rafael), se han requerido 70.000 metros cúbicos de roca caliza. La maquinaria ha habilitado los enrocados que tienen un ancho de 17 metros y su altura alcanza los cinco metros.
Otros puntos donde se han habilitado enrocados, a lado y lado del río, son en cercanías de los puentes Francisco de Paula Andrade (de la Avenida Cero), Elías M. Soto (Diagonal Santander), Jorge Gaitán Durán (San Luis), Enrique Cuadros Corredor (La Gazapa) y García Herreros (anillo vial oriental).
La estrategia de recuperación del Pamplonita también incluye un componente verde y en los bordes de los enrocados se está haciendo el repoblamiento vegetal con especies retenedoras de agua y frutales como mango, guanábana, guayaba y mamón, lo que favorece la presencia de aves en la zona urbana.