Rehacer la vida sentimental tras una ruptura no es nada fácil y más aún cuando hay hijos de por medio. Tanto hombres como mujeres deben afrontar esta situación por igual, y hoy en día es algo muy común. La sicóloga Narda Liliana Parra compartió algunas recomendaciones para dar este paso tras una separación o divorcio.
Parra asegura que tras la separación, la persona que se va a quedar con los niños, ya sea el padre o la madre, empieza a desarrollar sentimientos negativos respecto a la crianza, pues además de afrontar el dolor de la separación, debe planear cómo va a suplir la ausencia del otro padre en la casa.
“El padre que se encarga de criar a los niños se queda con varios sentimientos que no son positivos para la crianza, uno de ellos es la culpa. Así que empieza a criar a los niños con culpa –por mi culpa mi hijo está sin papá o mamá–, y eso hace que los sobreproteja y termina perjudicándolos porque los complacen en todo y dejan la disciplina a un lado”, explicó la sicóloga.
Otro sentimiento que puede salir a flote es la rabia hacia la expareja dependiendo de las circunstancias de la ruptura, y esto empeora las cosas porque los padres pueden canalizar ese odio o esa rabia contra sus propios hijos y terminan maltratándolos o castigándolos exageradamente. Aunque ambos sentimientos son contradictorios, terminan perjudicando a los niños de todas formas.
“Cuando se sale de la separación se debe evaluar qué tipo de sentimientos estoy trayendo yo a la crianza de mis hijos y que sentimientos negativos estoy dejando entrar a mi hogar”, recomendó Parra.
Si tras la separación se convive con estos sentimientos negativos, hay que enfrentarlos y superarlos. Se debe entender que una separación se da un 50 y 50. Una vez superado eso, se puede pensar ¿qué voy a hacer con mi vida? y si quiero o no conseguir una nueva pareja.
¿Cuando es el momento ideal?
La experta en temas de familia recomendó esperar por lo menos un año antes de iniciar una nueva relación, con el fin de que el padre o la madre organice su vida, sus hábitos y retome su rutina sin su antigua pareja para que le pueda brindar una estabilidad emocional a sus hijos.
Cuando haya pasado ese tiempo y quiera conformar una nueva relación debe evaluar qué clase de persona quiere tener a su lado. Esa nueva pareja debe aceptar que sus hijos son una parte esencial en su vida, de lo contrario se podría ocasionar una ruptura en el núcleo familiar.
“He tratado casos donde el papá o la mamá les entregan la crianza o custodia de sus hijos a terceros, ya sean sus abuelos, hermanos o suegros, para complacer a la nueva pareja, y esa separación hace que no sean del todo felices”, agregó Parra. “El costo de tener una nueva pareja nunca debe ser alejarse de sus hijos”.
Después de evaluar las anteriores situaciones y solo cuando se está completamente seguro de que la nueva relación es lo suficientemente estable como para conformar un nuevo hogar y tendrá futuro, se les debe presentar la nueva pareja a los hijos, de lo contrario no.
“Si usted aún no está seguro de que esta relación puede trascender a algo más serio no involucre a sus hijos. Trate de llevar tras bambalinas esta nueva experiencia, con esto no quiero insinuar que lo haga a escondidas, sino que trate esta relación como algo informal donde pueda ir conociendo a la otra persona sin afectar a los niños”, explicó la sicóloga.
Cuando la relación ya es estable es preciso hablarles de esto a los hijos. No hay edad para explicarles a los niños que los papás ya no están juntos y se van a dar una nueva oportunidad con otras personas. A veces se piensa que el niño está muy pequeño, que no entenderá y ese es un grave error.
Hay que hablarles en términos sencillos, sin tantas complicaciones. Se les puede hablar en forma de cuento, con un dibujo en una hoja para que el niño entienda que va a llegar un nuevo miembro de la familia que va a compartir con todos y que es preciso aceptarlo para que haya paz y armonía en el hogar.
Con los adolescentes esta situación se torna más difícil, sobre todo, cuando son celosos, ya que pueden sentir que un intruso llegará a casa, y tienen más capacidad para reaccionar y opinar; muchas veces no lo hacen de manera positiva, creando conflictos.
“Si el adolescente se niega a aceptar la nueva pareja, hay que evaluar el porqué de ese rechazo. Hay casos donde los hijos sabe cosas de la nueva pareja de los padres y no se atreve a contar por miedo o desconfianza. Es preciso crear un ambiente de confianza para que hable. Si es una negativa caprichosa y celosa, los papás deben evaluar de qué manera están criando a ese muchacho. Cuando el muchacho es equilibrado emocionalmente llega al punto en el que le recomiendo al padre que tenga una nueva pareja”, recomendó la experta.
“Los papas deben ser muy inteligentes a la hora de explicarles a los hijos que quieren rehacer su vida y ya no hay cabida para volver con su expareja”, indicó Parra. “Hay que hacer compromisos con los hijos de que esa nueva persona no va a causarles daño, ni va a ocupar el 100 por ciento de la atención, sino que se va a seguir compartiendo normalmente con ellos”.
Cuando la nueva pareja ya entra a ser parte del hogar, se deben seguir las mismas normas. Tratar de no trastocarles la rutina a los niños, para que ellos sientan con suavidad la entrada de este nuevo personaje a escena.
“No hay que hacer cambios abruptos en su rutina. Cambiar de casa, de ciudad o de país va a perturbar a los niños. El plan es tratar de no perturbarlos. De por si la llegada de un nuevo miembro perturba, cuanto más si le agregamos más elementos a estos cambios”, finalizó Parra.