Seis de cada 10 venezolanos viven en la miseria y 95 de cada 100 en situación de pobreza. Su salario medio no supera los 5 dólares al mes. Con estas cifras, Venezuela afrontará otros seis años más con Maduro en la Presidencia, quien repetirá como presidente para el periodo 2025 a 2031.
Pero hace más de 11 años que Nicolás Maduro subió al poder tras heredarlo de Hugo Chávez, y aunque había emoción entre los votantes sobre una transición del poder, “la situación económica de Venezuela no se va a estabilizar solo con un nuevo Gobierno”, dijo un reporte de Bank of America sobre ese país, la semana pasada.
Por eso, paralelo a los resultados, la presión de la administración que irá de enero de 2025 hasta el mismo mes de 2031 está sobre las obligaciones financieras impagas de Venezuela, las que están por vencer y al mismo tiempo, tener caja para la estabilidad interna.
Cabe recordar que la economía de Venezuela ha estado en recesión desde 2014, con una contracción del PIB de más del 70% desde entonces. Y esta depende en gran medida de la exportación de petróleo, que representa más del 90% de las exportaciones del país.
Alto nivel de deuda y pobreza
Durante los más de 11 años que van de Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, se acumularon US$70.000 millones en deudas que no se pagaron a acreedores internacionales.
Además, las obligaciones del país ya suman US$150.000 millones en total (si se tiene en cuenta lo próximo que está por entrar en mora). El problema es que la deuda de Venezuela ya pesa más que su propia economía: no hay cómo pagar.
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La herencia chavista se evidencia en la pobreza del país, el PIB que recibió Maduro en 2013, cuando ganó sus primeras elecciones estaba en casi US$260.000 millones, luego, para el comienzo de su segundo periodo lo contrajo hasta poco más de US$110.000 millones, y según datos recopilados por Bloomberg, hoy, en pleno 2024, es una economía de US$102.000 millones.
Los efectos se ven en una alta migración venezolana por el mundo. La crisis económica en Venezuela ha llevado a un aumento significativo de la pobreza y la migración. Según la ONU, más de 7 millones de venezolanos han abandonado el país en busca de mejores oportunidades económicas.
Por eso se dice que el chavismo tiene una herencia para los próximos años difícil de revertir, que se basa en las excesivas deudas y la multiplicación de la pobreza extrema. Cuando Maduro asumió en 2013, 13% de la población ya estaba en esa condición, mientras que al cierre de 2023 el nivel se ubicó en 51,8%.
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Incluso reportes del Banco Mundial dicen que seis de cada 10 venezolanos tienen que sobrevivir con menos de US$80 al mes, e incluso puede ser menos de US$60.
Los bonos llevan casi siete años en mora y se venden por menos de US$0,20. La falta de movimiento en los precios sugiere que el mercado no se ha emocionado de una nueva gestión, pese al entusiasmo que representó la campaña de Edmundo González.
El bolsillo de los venezolanos, heredado de la gestión del Gobierno, también se traduce en el PIB per cápita.
Hace 13 años, cuando siendo vicepresidente, Maduro pasó a asumir la Presidencia, el indicador promedio era de US$8.692, y para 2023 llegó a US$3.659, se estima que para 2024 sea de US$3.867, lo que representa una caída de US$4.825 desde su llegada a Miraflores.
Además, la moneda venezolana, el bolívar, ha sufrido una devaluación significativa en los últimos años, lo que ha llevado a una pérdida de poder adquisitivo para la población.
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