Reina del tenis cuando contaba con 21 años, Naomi Osaka, apenas necesitó unos meses para alcanzar el trono mundial, pero su ascenso fulgurante escondía un malestar que acabó explotando esta semana y que derivó este lunes en el anuncio de su retirada de Roland Garros.
Un encadenamiento de títulos en el US Open (2018 y 2020) y el Abierto de Australia (2019 y 2021) catapultó a esta tímida japonesa a la cima del tenis y le dio una fama más allá de Japón, donde es idolatrada, para convertirse en una estrella en todo el mundo, siendo la deportista mejor pagada, y en portavoz contra el racismo el año pasado.
Es precisamente esta sobreexposición pública lo que no ha podido aguantar.
"La verdad es que atravesé largos periodos de depresión desde el US Open 2018 y me costó recuperarme", admitió este lunes la jugadora, que creció y vive en Estados Unidos.
"Cualquiera que me conozca sabe que soy introvertida, y todo aquel que me haya visto durante los torneos se habrá dado cuenta que a menudo llevo unos auriculares porque eso me ayuda a atenuar mi ansiedad social", justificó.
"No estoy cómoda hablando en público y siento una inmensa ansiedad cuando debo dirigirme a la prensa mundial", insistió la joven.
Nacida el 16 de octubre de 1997 en la ciudad japonesa de Osaka, Naomi abandonó el país asiático a los 3 años para instalarse en Nueva York con su padre de origen haitiano, Leonard François, su madre japonesa, Tamaki, y su hermana Mari.
Pese a defender deportivamente a Japón, sigue viviendo en Estados Unidos, aunque a cambiado Nueva York por la ciudad de Fort Lauderdale, en Florida. Tiene la doble nacionalidad.
Formada a lo Williams
De hecho, sus ídolos de niñez no vienen del archipiélago asiático: se trata de las hermanas Williams.
Su padre consagró buena parte de su vida a la formación de Naomi y Mari, imitando lo hecho por Richard Williams con Venus y Serena.
"Cuando me entrenaba con mi padre, si mi hermana no hubiese estado ahí, no sé si hubiese aguantado", recuerda Naomi, 18 meses menor que Mari, que está en las profundidades de la clasificación WTA, pese a que "me ganaba por 6-0 hasta que tuve 15 años".
Cuando en septiembre de 2018 conquistó su primer Grand Slam ante una Serena Williams desquiciada en Nueva York, Osaka estaba lejos de imaginar la repercusión que tendría ese gesta en todo el mundo.
En su país de nacimiento, en medio de un verano marcado por varias catástrofes naturales mortíferas, la cadena NHK interrumpe la cobertura en continuo de esos acontecimientos para destacar el triunfo de una joven mestiza que se había convertido en la primera japonesa en ganar un torneo del Grand Slam.
Símbolo antirracista
Sin desearlo, Osaka se convierte en Japón en el símbolo de la lucha de los "hafu" (del inglés "half" o mitad), esos niños nacidos de matrimonios mixtos, que siguen sufriendo prejuicios raciales como ella misma ha vivido en su familia, ya que los allegados de su madre aceptaron difícilmente la unión con su padre.
A Osaka, que no habla con fluidez el japonés, le bombardean con preguntas sobre este tema, lo que le hace sentirse "incómoda". "Realmente no pienso en el hecho de que soy fruto de tres orígenes diferentes", declara la tenista, que sin embargo está dispuesta a convertirse en símbolo de la lucha antirracista.
"He jugado toda la vida al tenis y es el mundo en el que he crecido", sin ir a la escuela, "por lo que no puedo decir que he sufrido vejaciones pero si puedo ayudar de una manera u otra, lo acepto", dice a la prensa.
Su juventud, su valentía, su jovial sonrisa y su perfil cosmopolita atraen a los patrocinadores. Las marcas japonesas (Nissan, Nissin Foods o Citizen) se la rifan.
Y Adidas le renovó el contrato por una cifra récord, cerca de 10 millones de dólares, según la prensa, lo que le convierte en una de las deportistas mejor pagadas del planeta.
Este entusiasmo vive las primeras polémicas cuando la marca de fideos instantáneos Nissin tuvo que interrumpir en enero una campaña publicitaria tras ser acusada de blanquear la piel de Osaka.
Un ascenso fulgurante que para la interesada no lo vivió así: "No tengo la impresión de que fuera rápido. Desde el exterior me imagino que así lo pueda parecer, pero yo sé todo el trabajo que tuve que hacer. Tengo la sensación de que fue bastante largo". Tanto como lo puede ser su reinado en el tenis. Capacidad para ello