El pasado lunes 11 de diciembre, un hombre de 84 años falleció en plena fila para abastecerse de gasolina en el municipio Cárdenas del estado Táchira (Venezuela). El hombre se encontraba con su esposa, quien contó que se desvaneció de un momento a otro.
Este hombre no es el único que fallece en medio de una cola, pues a lo largo del 2023, cuatro personas murieron de igual manera en medio de las filas para abastecerse de carburante, según los datos que maneja Protección Civil Táchira.
La crisis y desespero por no quedarse sin gasolina y gasoil genera en la región, infinitas colas y hace que las personas pierdan hasta seis horas de espera por su turno, al punto que ya se estaban comenzando a observar vehículos en fila desde la noche anterior.
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Sin embargo, la semana pasada, el gobernador del Táchira, Freddy Bernal, dijo que no hace falta que las personas se levanten a las 5:00 de la mañana a buscar gasolina, porque subieron de 11 cisternas a 18.
Aseguró que hay suficiente gasolina, pero aún persiste la angustia de la población. Pese a las declaraciones, se evidenció que de los 29 municipios que posee el Táchira, solo 14 abrieron surtidoras para el pasado viernes, lo que quiere decir que casi el 50% de los municipios se quedaron sin despacho de hidrocarburo. De igual manera, para la capital aumentaron a tres terminales de placa por día que pueden echar carburante, pero en los municipios aledaños habilitados, solo un terminal de placa tiene la oportunidad de abastecer.
Por tanto, los tachirenses que residen en los municipios más distantes a la capital han reducido sus visitas a San Cristóbal en esta temporada decembrina, fecha en la que suelen acudir para realizar sus compras navideñas.
“Se nos están muriendo nuestros abuelos en las colas de gasolina, los tachirenses ya estamos cansados de tantas humillaciones y malos tratos al ponernos hacer colas desde la madrugada que duran hasta 10 y 12 horas”, dijo Juan Carlos Palencia, diputado de la Asamblea Nacional.
Lamentó que funcionarios del Estado se refieran a la muerte de las personas en las cosas como poca cosa, cuando ello es una violación a los derechos humanos.
Anggy Polanco / Corresponsal La Opinión
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