La investigación por la muerte de Juan Felipe Rincón –hijo del inspector general de la Policía, William Rincón– continúa y una de las hipótesis que maneja la Fiscalía es que en la escena del crimen participó una tercer arma de la que todavía no se tiene el rastro.
En la tarde de este 2 de diciembre, un juez de control de garantías dejó en libertad a Andrés Sotelo, un joven que era señalado por la Fiscalía de participar en el crimen. El hombre portaba un arma traumática cuando se presentó la riña.
El informe del CTI de la Fiscalía indica que en la escena del crimen se encontraron dos armas. Una pertenecía a Sotelo y la otra era del escolta del hijo del general, Felipe Rico Rueda.
Sin embargo, solo el arma del escolta estaba habilitada para disparar, la de Sotelo tenía varios daños en el tambor, brazo móvil, palanca de rotación.
La investigación podría dar un giro. Varios videos de cámaras de seguridad muestran que en el lugar de los hechos, ese 24 de noviembre, había un tercer hombre que portaba lo que parecía un arma de fuego.
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Durante la audiencia de este lunes, el juez subrayó que la necropsia y los informes balísticos del CTI demostraron que Sotelo no pudo haber disparado el arma, ya que no portaba una de fuego sino de aire comprimido no mortal.
El juez argumentó que solo el revólver del escolta tenía la capacidad de causar una herida de esa magnitud.
“Está probado aquí que la única arma de fuego apta para disparar es la pistola Sig Sauer (del escolta) y que el arma que portaba Andrés Sotelo no era apta para disparar”, afirmó.
Pero el escolta –que sí accionó su arma de fuego– ha insistido en que sus balas nunca impactaron a su protegido.
“Tengo a Juan Felipe a mi izquierda, lo quiero sacar, nos estaba pegando con palos, era mucha gente, como siete personas y me tratan de quitar el arma. Hago tres disparos. El otro sujeto se me viene encima y lo reduzco con tres disparos hacia el piso para alejar la gente. Nunca solté el arma”, ha insistido el patrullero Rico.
La defensa del general Rincón ya radicó un documento con el que sugieren que en la escena del crimen participó un tercer hombre armado. Una de las pruebas indican que las vainillas encontradas en ese parque no corresponden a las del arma de dotación del policía.
Los abogados de la familia Rincón pidieron que al caso sea asignado un fiscal especializado y advierten que el expediente podría ser nutrido con nuevos delitos como secuestro simple, tortura y el uso de menores para actividades ilícitas.
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¿Cómo ocurrió el asesinato?
Los hechos que rodearon la muerte del joven de 21 años ocurrieron hacia las 11:30 de la mañana del domingo 24 de noviembre.
La familia de dos menores –de 8 y 15 años– citaron a Rincón hasta el barrio Quiroga, en el sur de Bogotá, para confrontarlo por una aparente actuación ilegal: el joven al parecer sostenía conversaciones abusivas con las niñas.
Mientras avanza la investigación, también se han conocido los chats que intercambiaba Rincón con una menor de edad. Ambos se enviaban fotografías con una sola visualización y hasta llegaron a sostener una videollamada por 23 minutos.
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