En el ojo del huracán está un impactante caso de abuso sexual en Francia, que sacudió a las redes sociales y al mundo entero por la maldad, hipocresía y cinismo de un hombre de 71 años que aparentaba tener una vida normal, cuando la realidad era una muy diferente.
Se trata de Dominique Pélicot, conocido ahora como el “Monstruo de Avinón” y acusado de haber drogado a su esposa durante más de diez años para que decenas de individuos la violaran en su propia casa.
El aberrante crimen salió a la luz en 2020 cuando Pélicot fue arrestado por tomar fotos por debajo de las faldas a mujeres en un supermercado y que la policía, al quitarle sus dispositivos, encontrara en el disco duro de su computadora unas imágenes relacionadas con el abuso a una mujer.
Lea aquí: La última publicación de Kristina Joksimovic, la ex reina y modelo descuartizada por su esposo
Las autoridades también descubrieron que este hombre sostenía conversaciones con otros sujetos en Telegram relacionadas con la violación.
Pélicot, que está casado con Giséle desde hace 50 años, padre de tres hijos y abuelo de siete nietos, invitaba desde 2011 a hombres de Mazan y de otras localidades cercanas al pueblo francés, a violar a su esposa.
Bomberos, soldados, camioneros, políticos, periodistas, entre otros profesionales con edades que oscilan entre los 26 y 74 años y mantenían relaciones estables, algunos casados y otros con hijos, abusaron de Giséle.
Según la policía francesa, Dominique Pélicot les hacía cumplir unas estrictas reglas si querían cumplir con aquel acto criminal.
En primer lugar, debían estacionarse a cierta distancia de la vivienda para no levantar sospechas y esperar una hora hasta que las drogas suministradas por Pélicot a Giséle surtieran efecto.
Ninguno podía fumar o echarse perfume para así evitar que la mujer despertara. Una vez dentro de la casa, debían desvestirse en la cocina, calentar sus manos con agua caliente y dirigirse al cuarto donde yacía la víctima sedada.
Ahora, volviendo al presente, el caso ha estallado en redes sociales no solo por ser demasiado perverso sino porque Giséle, quien estuvo oculta por casi cuatro años, decidió que el juicio contra su esposo y los demás violadores iba a hacer público.
“Para que cuando otras mujeres, si se despiertan sin memoria, puedan recordar el testimonio de Pélicot”, dijo ante el estrado y agregó que “ninguna mujer debería sufrir por haber sido drogada y victimizada”.
Conozca: 35 exmandatarios solicitan a Biden sacar a Cuba de listado sobre terrorismo
Dominique Pélicot se declaró culpable de todos los cargos y también está acusado de violar la intimidad de su esposa, hija y sus nueras.
Además, de todos los hombres implicados en el caso, 35 han reconocido haber mantenido relaciones sexuales, pero han asegurado que no entendían que fuese un abuso no consentido sino un juego al que habría accedido la pareja.
Indignación y preocupación femenina
Tras conocer el caso del Monstruo de Aviñón, cientos de mujeres alabaron a Giséle, quien fue valiente y con su testimonio contribuye a que otras víctimas alcen la voz.
“Impresiona ver a Giséle Pélicot. Fue violada durante años. Su marido la drogaba y otros hombres la violaban mientras era filmada. Giséle ha mostrado su rostro en el juicio, qué valiente”. “Que la vergüenza cambie de bando. Que se avergüencen ellos”, se lee en algunos comentarios en redes sociales.
Sin embargo, las reacciones de indignación, miedo, alarma y preocupación no pasaron desapercibidas, pues la mayoría de las mujeres no se sienten seguras con los hombres de su alrededor.
La entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, ONU Mujeres, reveló que la mayoría de los actos de violencia contra ellas son perpetrados por sus esposos o parejas actuales o anteriores-
De hecho, advirtió que más de 640 millones de mujeres de 15 años o más (el 26 % del total) han sido objeto de violencia por parte de su pareja.
Lo anterior, trae a colación la siguiente incógnita: ¿Hay algo que se ‘activa’ en un individuo para abusar de otra persona?
El médico psiquiatra de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud y maestrando en salud mental forense de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), Mateo Benítez Medina, explicó que los seres humanos son “animales” que tienen instintos, pero, gracias al desarrollo de la nueva corteza cerebral, los impulsos son controlados para vivir en comunidad, sin embargo, estos se pueden perder por lesiones o demencia.
Entérese: ¿Cómo surgió la falsa narrativa de Donald Trump sobre los migrantes que “comen gatos y perros”?
“Eso sucede con algunas demencias, por ejemplo, hay algo que se llama síndrome de Klüver-Bucy, que son personas que han tenido su familia, sus hijos y durante mucho tiempo se han comportado muy bien y después empiezan a tener un deterioro en el cerebro y eso, alcanza una estructural del cerebro que se llama la amígdala.
Entonces se vuelve en algo que aquí conocemos como ‘viejos verdes’, empiezan a ser morbosas, tocarle los senos a las mujeres de la calle y actúan de manera inapropiada. También tienen hiperoralidad, están constantemente echándose cosas a la boca, masticando o comiendo cosas. Y tienden a ser más agresivos”, indicó el profesional.
Benítez es de la opinión que Dominique Pélicot es un sociópata, alguien que no es impulsivo y que actúa de manera premeditada. Una persona calculadora y que tiene completa conciencia de lo que está haciendo.
“Los sociópatas son personas que tienen dificultades para tener empatía, son muy fríos, no ven a los demás como seres humanos sino como objetos de los cuales ellos de alguna forma pueden beneficiarse, sacar provecho o utilizar, como cuando uno usa el celular, el computador. En el caso de él, la fantasía sexual, de pronto sumado a su sociopatía, daría a que codificara a su esposa, no la viera como una mujer sino como un objeto con el que podía satisfacer sus impulsos”, señaló el médico psiquiatra.
El impacto emocional que reciben las víctimas de violencia sexual es uno muy fuerte, pues este desemboca situaciones de ansiedad, depresión, odio y rechazo.
De acuerdo con la psicóloga de la Universidad de Pamplona, Yurley Flórez, hay personas que son más vulnerables debido a que han sido abusadas desde pequeñas, ya sea por adultos o individuos de la misma edad y esto “genera una marca inconsciente en su comportamiento, forma de hablar y personalidad”, por ello, tienden a culparse, creer que no merecen las cosas, permitir otras agresiones y en algunas ocasiones, no alzar la voz.
“En el caso de Giséle, al principio no pasaba nada porque ella no lo sabía, no estaba permitiéndole a su esposo sobrepasarse, no tenía esa baja autoestima pues ella creía tener una familia normal. Sin embargo, al conocer la situación tuvo que haberse sentido mal, con muchos pensamientos y está recapitulando las situaciones y sentimientos como odio, rechazo e incluso, a rechazar su propio cuerpo”, sostuvo Flórez.
Siga leyendo: Corea del Norte lanza numerosos misiles balísticos hacia el mar de Japón
Casos que indignaron a Colombia
Yuliana Samboní
En 2016, el reconocido arquitecto Rafael Uribe Noguera secuestró, violó y asesinó a Yuliana Samboní, una pequeña de 7 años.
Uribe Noguera raptó a la niña en una camioneta frente a su casa en el barrio Bosque Calderón, localidad de Chapinero, hecho que quedó registrado en videos. La llevó al Edificio Equus 66 en donde la accedió carnalmente y luego la asesinó.
El 11 de enero de 2019, ante el Juzgado 35 de Conocimiento de Bogotá, Uribe Noguera aceptó los delitos de feminicidio, acceso carnal violento y secuestro agravado y fue condenado el 29 de marzo, en primera instancia, a 51 años y 10 meses de prisión.
La niña de Barrio Nuevo
En 2013, José Alberto Palacio Vélez, quien vivía con su esposa e hijo, asesinó a una niña de 5 años en Barrio Nuevo, Cúcuta.
En aquel entonces, su compañera sentimental relató que en horas de la madrugada el hombre se levantó y sacó un bulto de debajo de la cama, era el cuerpo sin vida de Eileen Yaritza Ortega, pues horas antes la había llevado a su habitación, en donde abusó sexualmente de ella y luego, la asesinó.
Palacio Vélez aceptó los cargos y dijo a los investigadores que lo hizo porque “se le metió el diablo en la cabeza” y lo único que rondaba en su mente era hacerle daño a la menor.
El criminal fue condenado a pagar 60 años de cárcel.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.
