El Síndrome de Quilomicronemia Familiar, SQ, es una enfermedad huérfana de origen genético en la que las personas presentan triglicéridos inusualmente altos. Las cifras pueden alcanzar niveles tan alarmantes que un paciente con esta condición puede llegar a registrar triglicéridos en 15.000mg/dl, cuando en un paciente sano el nivel de triglicéridos es inferior a 150 mg/dl.
En condiciones normales la grasa que consumimos proveniente de los alimentos se procesa y absorbe en el tubo digestivo pasado a la sangre en donde es trasportada por unas estructuras llamadas quilomicrones. Estas perduran en el torrente sanguíneo de 6 a 8 horas como mucho, pues su papel será entregar las grasas a los tejidos para proporcionarles energía.
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En condiciones normales una enzima llamada lipoproteína lipasa (LPL) se encargará de retirar las grasas del quilomicrón y permitir su ingreso desde la sangre a los tejidos.
Sin embargo, los pacientes con Quilomicronemia Familiar carecen o tienen mal funcionamiento de la enzima LPL y las grasas en vez de ingresar a los tejidos va acumulándose en la sangre, volviéndola viscosa. Este aumento de grasas en la sangre causa manifestaciones diversas y compromiso de varios órganos como el páncreas y el hígado llevando a muchas molestias digestivas, dolor crónico abdominal y consecuencias a veces fatales.
Esta enfermedad es muy poco frecuente, y debida a una condición genética. Se requiere que ambos padres sean portadores de la enfermedad, aunque no necesariamente la sufran, pero cuando sus hijos heredan la alteración de cada padre se produce la enfermedad.
Aproximadamente la mitad de los pacientes con Quilomicronemia Familiar sienten que sus médicos no entienden qué es la enfermedad, e incluso, el 30% considera que el tratamiento dado por su médico empeoró los síntomas, señala un artículo publicado por investigadores de la Universidad de los Andes.
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“No es fácil diagnosticar este síndrome, no todos los médicos lo conocen y siento que ellos necesitan más herramientas por eso uno tiene que documentarse y proveerlos de información. En mi familia no hay nadie más diagnosticado con la enfermedad. El gen lo aportaron mis padres que además eran primos y aunque tengo más hermanos yo soy la única con la condición. Cuando mi hijo nació le hicimos todos los estudios, pero tampoco la presenta.” asegura Olga Lucía Arias Arias una vallecaucana que como 21 colombianos más se enfrentan con valentía al Síndrome de Quilomicronemia Familiar y que en el 2018 logró tener certeza de su diagnóstico.
Pese a que su condición le ha generado intensos dolores abdominales y la ha llevado a cuidados intensivos, Olga Lucía pone todo de si para llevar una vida normal en Pradera, Valle, donde vive feliz. Tuvieron que pasar muchos años para que lograran llegar a su diagnóstico, sin embargo, siempre supo desde joven que sus problemas de salud estaban conectados al consumo de grasa. Para ella el tema de la alimentación es uno de los mayores retos, ya que en su condición la exigencia dietaria es de un máximo de 20 gramos de grasa o el equivalente a una cuchara de aceite en el total de las comidas del día. En su cotidianidad Olga Lucía debe limitar su consumo de aguacate, inclusive debe ser cuidadosa con el consumo de pechuga de pollo.
El Síndrome de Quilomecronemia Familiar, SQF, lleva consigo dificultades a nivel psicosocial, pues la enfermedad y la dieta estricta pone a los pacientes en un reto cotidiano. “No es fácil, para mi nunca ha sido fácil, pero soy consiente que la comida es nuestro sustento y no se puede dejar de comer. En el tema social me tocó reducir mi circulo de amigos pues no todo el mundo lo entiende y aunque sé que puedo vivir con este síndrome prefiero vivirlo con las personas más allegadas que me brindan un apoyo inmenso y con quienes por ejemplo revisamos la carta antes de ir al restaurante para asegurarnos que se acomoda a lo que necesito”.
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Además de su familia, para Liliana una de sus grandes motivaciones es no volver a los múltiples episodios de pancreatitis que ha tenido y no tener que reingresar a una UCI.
Hoy en día, Olga Lucía pese a tener que cuidar de manera estricta su alimentación, en realidad lleva una vida normal. Descubrió alternativas como usar la olla de aire, cuenta con el apoyo incondicional de su familia y el apoyo de la Fundación Colombiana para Enfermedades Huérfanas (Funcolehf) en donde ha aprendido sobre la enfermedad, recibe asesoría continua y conoce más sobre el funcionamiento de su cuerpo.
Desde Funcolehf Martha Herrera, señala: “es muy importante estar alerta, no es normal tener los triglicéridos en niveles tan elevados, sufrir pancreatitis a repetición o no lograr controlar los niveles de triglicéridos con diferentes alternativas terapéuticas. Otro factor de riesgo es la consanguinidad de los padres. Hay que pensar en Quilomicronemia Familiar y desde nuestra organización queremos seguir desarrollando programas de educación para diagnosticar más temprano esta patología que una vez identificada se puede manejar de forma integral, garantizando la calidad de vida del paciente y de su familia.”
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