¿Cómo se ha afectado la salud mental de las personas y su bienestar psicológico por el confinamiento? ¿Cuáles son los retos de la investigación e intervención psicológica ante las afectaciones por la pandemia? y ¿qué innovaciones debe hacer la psicología ante las necesidades psicosociales provocadas por la crisis sanitaria? Son interrogantes pertinentes en estos tiempos de pandemia.
En este sentido, el programa académico de Psicología de la Universidad Simón Bolívar, sede Cúcuta, desarrolló el VIII Foro Interno de Investigación en Tendencias y Entornos de Intervención, Investigación e Innovación en la Salud Mental y el II Conversatorio Mitos y Realidades sobre la Salud Mental y el Bienestar Psicológico, para dar respuesta desde la academia a los cambios que se han producido en la cotidianidad y que afectan la salud mental de la población en general.
Además de compartir las experiencias significativas de estudiantes, egresados y profesores, se habilitaron siete salas temáticas abiertas a la comunidad en general y con la participación de invitados internacionales, investigadores y profesionales de la salud, procedentes de Chile, Ecuador, México, España y Venezuela. Los ejes temáticos de las salas de discusión giraron en torno a familia y aislamiento social; salud mental en niños, niñas y adolescentes; sexualidad y pareja; conflicto y manifestaciones de violencias; diversidad e inclusión, conductas de riesgo y percepción de contagio por COVID-19, así como estrategias para la telepsicología.
Las psicólogas Nancy Alejandra Amador Esparza, Marly Johana Bahamón y Gabriela Sequeda Sanabria exploraron las conductas de riesgo durante la pandemia, destacando la importancia de la salud mental en todos los contextos: personal, familiar, económico, social, académico y laboral. También compartieron técnicas y actividades para favorecer y conocer el estado actual de cada sujeto enfatizando la importancia de generar redes de apoyo y trabajo colaborativo para explicar cómo se puede aportar desde la psicología al manejo de esta situación.
En la mesa de trabajo familia y aislamiento social, los investigadores puntualizaron que las familias se han enfrentado ante nuevas situaciones como la restricción en la movilidad, el cierre de las escuelas y colegios, la pérdida de fuentes de ingresos económicos, el incremento en actividades de cuidado en el hogar, la disminución de redes de apoyo, el aumento de violencias, la masificación del trabajo desde casa y la dependencia de las tecnologías de la comunicación para interactuar con el entorno, entre otras. Lo anterior denota una profunda necesidad de adaptación en los núcleos familiares y el reto para la trasformación y reconfiguración de capacidades como la negociación para la solución de los conflictos de la convivencia, la tolerancia cero a las violencias intrafamiliares, el repotencializar la función educativa de la familia y armonizarla con la escuela, el cuidado en las relaciones de pareja como factor protector de la familia y la promoción del autocuidado en salud mental en los diferentes ciclos de vida.
Para el caso de Colombia, este planteamiento es consistente con estudios de Profamilia en los que se estima que los factores de mayor preocupación en la familias durante la pandemia son el “temor porque alguien de la familia se contagie de COVID-19 (90%), que alguien de la familia tenga una emergencia y no reciba atención (88%), el futuro económico y la recesión económica (87%), preocupación por caer en la ansiedad y la depresión durante el aislamiento (56%) y preocupación por situaciones de violencia al interior del hogar(17% )”.
En cuanto a la economía del cuidado, se evidencia que las mujeres han soportado una carga importante de los efectos de la pandemia; según las estadísticas, el 57% de las mujeres cabeza de hogar que tienen a su cargo alguna persona reportaron un ingreso familiar promedio inferior a dos millones de pesos; el 85% no tiene ahorros; el 30% empezó teletrabajo y el 28% no tiene trabajo.
Los sexólogos Fernando Plasencia, Carlos Cotiz y Zuleima Bitar resaltaron la importancia de generar estrategias para mantener la pasión en épocas de confinamiento y disfrutar la sexualidad en pareja, respetando los derechos sexuales y reproductivos, así como la ética del ejercicio de la sexualidad.
Coincidieron en que esta dimensión ha tenido repercusiones durante el confinamiento por la pandemia, impactando en las relaciones de pareja y la satisfacción sexual. Frente a ello recomendaron la consulta especializada en casos de malestar persistente y crisis de insatisfacción conyugal.
En el país, “durante la etapa temprana de la pandemia, los servicios de salud sexual y reproductiva se descontinuaron y las denuncias por todas las formas de violencia en los hogares durante la cuarentena aumentaron en un 163% comparado con 2019, según datos de Profamilia”.
¿Cómo asumió la pandemia la población infantil y juvenil?
En cuanto a la salud mental de niños, niñas y adolescentes, la Organización Mundial de la salud (OMS) reporta que “más del 60% de los países identificaron perturbaciones de los servicios de salud mental destinados a las personas vulnerables, incluidos los niños y los adolescentes (72%) y las mujeres que requieren servicios prenatales o postnatales (61%)”. Para los adolescentes de la región de las Américas, Unicef reporta que “el 46% se sienten menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutaba y el 36% se sienten menos motivados para realizar actividades habituales”.
Los expertos participantes en el evento académico indicaron que es necesario el abordaje de emociones positivas para evitar fatiga cognitiva y emocional. Enfatizaron que el proceso educativo debe contar con la motivación necesaria y que se debe armonizar el tiempo en familia, el tiempo de estudio y el tiempo libre, además es primordial promover la interacción con amigos u otros familiares a través de las redes sociales. En consecuencia, según los académicos, los padres juegan un papel importante en la expresión de emociones y sentimientos a través de la comunicación para promover la asertividad con actividades como realizar una agenda de expresión de emociones en familia.
Agudización del conflicto
Los problemas sociales como el conflicto armado, el fenómeno migratorio, las necesidades de los pueblos originarios y las familias vulnerables se han agudizado por el aislamiento durante la pandemia generando manifestaciones sociales de diferentes formas de violencia. Según la investigación de Profamilia las “preocupaciones más comunes y en salud mental de los grupos vulnerables son: el 48% de las personas afrodescendientes están preocupadas por perder su trabajo, 32% reportaron estar sin empleo y 76% no tener ahorros, el 30% de las personas indígenas están preocupados por no tener computador o internet para conectarse, y el 8% están más preocupados por violencia intrafamiliar.
Lo anterior, según Vivian Arenas, directora del programa de Psicología de la Unisimón Cúcuta, convoca a una reflexión acerca del papel que como profesional, gestor de visiones y propuestas de intervención, ejerce el psicólogo social, en tanto contribuye a darle forma y contenido a esta realidad, aportando al abordaje de estas problemáticas, que son cambiantes y se transforman a partir de las necesidades presentes en diferentes territorios, quedando claro el gran compromiso ético y la búsqueda de la equidad social.
En términos generales durante el Foro y el Conversatorio se resaltó, entre una de las innovaciones que debe hacer la psicología, la incorporación de la telepsicología en el numerosos países (70%) han adoptado la telemedicina o la teleterapia para subsanar las perturbaciones de los servicios de atención presenciales, se observan disparidades relevantes en la adopción de estas intervenciones. Más del 80% de los países de altos ingresos declararon haber recurrido a la telemedicina y la teleterapia para paliar las dificultades de los servicios de salud mental, porcentaje que no llega ejercicio de la práctica.
En este sentido, la OMS estima que mundialmente el 67% de los países han observado perturbaciones en los servicios de orientación psicológica y de psicoterapia y “el 65% en los servicios esenciales de reducción de riesgos”. Lourdes de la Llave, desde España, resaltó la importancia de la telepsicología, ya que esta modalidad se ha masificado y ampliado sus alcances; sin embargo, ha mantenido algunas limitantes en términos éticos y tecnológicos.
El reto es grande como lo demarca la OMS: “Aunque al 50% en el caso de los países de bajos ingresos”. Pese a este panorama, expertos mexicanos como Luis Carlos Maldonado enfatiza en los avances logrados en la regularización del teletrabajo y el colombiano Manuel Riaño, destaca la importancia de la capacitación digital, y los retos que día a día trae la atención psicológica remota.