El proyecto para la materialización de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) recibe hoy el espaldarazo de los niveles nacional, regional y local, obras de infraestructura que vendrían a ser la solución al problema de contaminación de las aguas de los ríos Zulia y Pamplonita, fuentes hídricas de las que se abastecen Cúcuta y su área metropolitana.
En un acto de la mayor importancia para la zona de frontera, a partir de la 11 de la mañana, se protocolizará la firma de acuerdo de voluntades para el Sistema de Tratamiento de Aguas Residuales para el área metropolitana de Cúcuta y la vinculación oficial de la ciudad a los programas Aguas al Barrio y Gobierno Corporativo.
En la actividad participan el viceministro del Agua, José Luis Acero; el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano; el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, y los alcaldes metropolitanos, entre otros.
El subsecretario de Ambiente del municipio, José Miguel Argüijo Cabrera, dijo que la firma del acuerdo de voluntades es un hecho trascendental por ser una de las obras más importantes que se proyectan para Cúcuta.
Explicó que se trata de devolverle las aguas residuales a los ríos Pamplonita y Zulia completamente tratadas y no contaminadas, ya que por décadas han recibido los desechos y se les se han hecho las descargas a esos afluentes y ya no aguantan más.
Reiteró la importancia de sumar voluntades “porque sin la ayuda del gobierno nacional y de organismos internacionales es imposible materializar este tipo de iniciativas, lo que hace indispensable que se consigan recursos no reembolsables y eso se logra cuando todos nos involucramos en ese propósito”.
Hay tres plantas principalmente proyectadas entre ellas la PTAR Pamplonita, que tiene una estación de pretratamiento y bombeo detrás de la cárcel Modelo, en lote llamado La Lira, y la PTAR Pamplonita en el sector conocido como La Mina.
Así mismo Plantas de Tratamiento en Quebrada Seca y en la quebrada Tonchalá, que recogen las aguas residuales de los barrios en el occidente de la ciudad que descargan al río Zulia y lo contaminan.
“Se trata de una planta principal que va a tratar las aguas del río Pamplonita, que recibe el 85 por ciento de toda la carga de contaminación, más las plantas de Tonchalá y Quebrada Seca, y es posible que una cuarta, cuya inversión podría estar alrededor del billón de pesos, más la puesta en marcha y el funcionamiento y demás componentes económicos”, dijo el subsecretario de Ambiente.
Explicó que es un proyecto que va más allá del beneficio que pueda brindar a Cúcuta, porque Villa del Rosario, Los Patios y El Zulia y demás municipios periféricos también son aportantes de cargas residuales que se vierten a los ríos Táchira, Zulia y Pamplonita.
Una vez se protocolice la firma del acuerdo de voluntades, que favorece la atención y la consecución de recursos de los niveles nacional e internacional, el siguiente paso tiene que ver con la articulación al Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos (PSMV), que son un conjunto de programas, actividades y proyectos con sus respectivos cronogramas e inversiones necesarias, dentro del cual están contempladas las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales.
En el caso de Cúcuta el compromiso que tiene la administración del alcalde Jairo Yáñez es el de reservar recursos por cinco mil millones de pesos anuales, durante 10 años, lo que debe ser aprobado por el Concejo, requerimiento en el nivel central para un proyecto de cofinanciamiento, por lo tanto dichos compromisos tienen que trascender los periodos de las alcaldías, dijo Argüijo.
Las PTAR proyectadas teniendo en cuenta los estudios, diseños, lo complejo del proceso de construcción y la enorme inversión se verían materializadas en su totalidad entre 10 y 15 años, sin embargo esas obras se ejecutarían por etapas y las primeras estarían listas en unos siete años, siendo la de Quebrada Seca una de ellas por el enorme impacto que están sufriendo las comunidades de Palmeras parte baja y barrios aledaños en el occidente de la ciudad por las aguas residuales, puntualizó el funcionario.
Esta planta de tratamiento de aguas residuales frenaría de plano la alta contaminación que se descarga al río Zulia proveniente de todo el occidente de Cúcuta.