Por estos días, los usuarios de las vías de Norte de Santander han evidenciado un aumento de los migrantes que se desplazan al interior del país caminando, todo debido a la situación económica que después de seis años de estallar en Venezuela aún sigue vigente, y que para algunos no les da otra opción que buscar su bienestar paso a paso.
Uno de esos venezolanos que esta semana recorrió la vía entre Cúcuta y Pamplona fue Óscar González, quien desde el estado Portuguesa caminó gran parte de los más de 400 kilómetros que separan ese estado con la zona de frontera, recorrido que realizó en cuatro días.
Óscar, quien decidió emigrar junto a su esposa, Jessica Lombana; su hija Geraldine, de 8 años; y tres vecinas (una de ellas de 12 meses), narró para La Opinión las razones que lo llevaron a tomar la decisión de buscar en las carreteras un mejor futuro para su familia en Venezuela, pues parte de sus esperanzas están depositadas en lo que pueda lograr en suelo nacional.
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“¿Qué nos llevó a tomar la decisión? Pues la situación de allá, empleo a veces se consigue pero la plata de la paga no alcanza para nada. Yo me dedicaba a enchapar, a trabajar empaquetando, a caletear, comerciante en la calle. Trajimos comida, agua, la ropa, pero plata ni huevo tibio, no trajimos nada. En Venezuela casi no hubo ayuda, pero acá en Colombia si nos han dado uno que otro pesito”, mencionó.
González, quien reposaba junto a su familia debajo de un árbol, tras caminar durante dos horas, explicó que para llegar a la frontera tuvieron que caminar casi todo el trayecto, llegando a Colombia hace cuatro días, durmiendo en las calles y en zona boscosa de la vía.
“Nosotros hemos dormido en La Parada, caminamos a Los Patios, nos quedamos por ahí retirado en Los Patios, no sé en dónde queda; después nos quedamos cerca al peaje. Dormir en la carretera es horrible, uno se siente inseguro, uno no duerme bien, estamos haciendo como el conejo, con un ojo abierto y otro cerrado”, mencionó.
El pasado lunes caminaron desde el peaje hasta La Donjuana, en donde esperaban los alimentos que suministran en el albergue. Su destino en el país es incierto, aunque sus expectativas están al 100% al ver opciones con las que podrían subsistir en tierra colombiana.
“No hemos comido mucho que digamos, pero alcanza para medio sobrevivir. Quise venir para acá a tocar nuevas puertas, muchos amigos me dijeron que había trabajo. Allá está arreglado para quienes tienen plata, reciben un beneficio de la broma de la comida pero nosotros estábamos hasta el cuello”, narró mientras con su mano derecha mató un zancudo que le hizo otra de las cientos de picaduras que se evidencian en sus piernas.
Junto a Óscar también camina su vecina Rosa Echevarría, de 19 años, quien busca un mejor futuro para su hija de un año, quien descansa acostada en una cobija tendida sobre la cuneta de la vía que va hacia Chinácota.
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“Si le ponemos pañales no comemos, el sueldo que yo me ganaba allá se va en una pasta y una harina. Yo soy ama de casa, sé limpiar patios, todo lo que me propongan yo lo hago. Mis papás están viejitos, se ayudan con la pensión que les llega, el papá de la niña nunca la reconoció”, afirma.
Sostiene que en Colombia las cosas han cambiado en una semana en suelo nacional, aunque su travesía es incierta, lo único que tiene en mente es no pasar el páramo de Berlín caminando, pues teme que no logre ese desafío.
“Aquí me ha dado como más ánimo porque con varios pesitos uno puede conseguir las cosas. Mi hija desde que estamos acá ha probado los pañales, he pensado seguir adelante pero ya viene el páramo y me da miedo pasarla así caminando, debemos conseguir los pasajes”, señaló.
Otra travesía de Valencia a Cúcuta
Como si se tratase de un premio de montaña, Johandry Javier Chirino festeja cómo logró caminar desde la salida de Los Patios hasta el sector de La Donjuana, un trayecto que adelantó en cuatro horas y que tendrá en el albergue del sector el premio a tan magno esfuerzo: alimentos y bebida.
Johandry cuenta que desde el lunes de la semana pasada decidió salir de Valencia hacia Cúcuta, enfrentando los cerca de 700 kilómetros con un par de amigos, quienes buscan nuevamente en Colombia el bienestar que los obligó a salir de su país.
“La primera vez (hace tres años) fue más leve porque traía algo de plata, pero ahora estamos a la deriva, en ese entonces me llevaron mucho, fueron pocas las partes en donde caminé. En Colombia ha trabajado en una mina de carbón, en una pizzería, en Corabastos (Bogotá), allí me ganaba 25.000 a $30.0000 por día por ser venezolano, vivía en el 20 de Julio, cada mes quedaban cerca de $50.000 y yo los mandaba, pero eso en Venezuela no alcanza para nada”, menciona.
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Johandry, quien coronó el trayecto en corto tiempo, asegura que le duelen los pies, pero su mente está puesta en conseguir un nuevo trabajo en Bogotá, para establecerse allí o emigrar a Ecuador.
“Quiero establecerme un poquito y seguir hacia Ecuador, mi regreso a Venezuela no se dará en mucho tiempo, uno en Colombia gana pero al cambio no es nada. En Ecuador me han dicho que es mejor la economía, uno se gana 150 o 200 dólares semanales. Yo soy mecánico ligero, arreglo frenos, alineación, arranques, entre otros”, manifestó.
Asegura que la situación de su país llevó a que su familia fuese saliendo poco a poco de las herramientas con las que arreglaban carros en su momento.
“Mi papá es mecánico completo pero ya no tiene taller, por la situación fuimos vendiendo las herramientas para comprar la comida, poco a poco se fue todo y hoy ya no tenemos nada, por lo que me tocó salir de allí para conseguir algo para mandarles”, sostiene.
Un aumento del 70%
Esta redacción consultó con la Cruz Roja sobre si hay o no incremento de caminantes extranjeros en las carreteras de Norte de Santander, pues es la principal puerta de entrada al fenómeno migratorio desde Venezuela a Colombia.
Desde la seccional sostuvieron que entre diciembre de 2022 y enero de 2023 se ha presentado un incremento del 70% en la entrega de las raciones en los cuatro puntos de atención sobre la vía: Los Patios, La Donjuana, Pamplona y Berlín (Santander), pues solamente en enero se entregaron 7.334 alimentos kits del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.
Según la Cruz Roja, en estos puntos los migrantes reciben atención en primeros auxilios, orientación sobre la ruta, cuidado del medioambiente, reciben kits de abrigo, de higiene y entrega de zapatos.
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Desde el 2019, la Cruz Roja ha entregado un total de 384.110 raciones, siendo el primer año el de más alto impacto con 130.382 kits. Mientras que en 2022 se otorgaron 68.903 ayudas a los migrantes que pasan por los cuatro puntos de la vía Cúcuta-Pamplona.
Según cifras de Migración Colombia, con corte al 31 de octubre del 2022, un total de 2’894.593 ciudadanos venezolanos viven en Colombia, de los cuales 334.940 habitan en Norte de Santander, números que convierten al departamento en la tercera región con más ciudadanos de este país, detrás de Bogotá y Antioquia.
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