¿Se cumplen o no estos topes?
Al consultarle a la Misión de Observación Electoral (MOE) qué tan reales terminan siendo estos montos que fja el CNE y si en realidad se respetan o no por parte de los candidatos, la veeduría confirmó que en los análisis que han podido hace en los últimos procesos electorales, la conclusión es que, definitivamente, los topes no se ajustan a la realidad de una campaña política actual.
“Muchas veces esta información está desactualizada, no tienen en cuenta los verdaderos costos que implica una candidatura, pues eso depende de la región, los desplazamientos, la publicidad, etc, pero también porque mucha información no se reporta. Entonces, cuando la información no es cien por ciento transparente en términos de reportes, la información va a contar con un sesgo”, explicó Marlon Pabón, coordinador del área de administración pública y transparencia de la MOE.
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Dijo que hay un componente que se llama ‘índice de costos de campaña’, el cual siempre ha sido muy cuestionable, “porque no toma unas variables que de verdad vayan acorde con la realidad. Evidentemente, por mucho que cada cuatro años estén haciendo un aumento al valor de los gastos, ese valor no va a ser el real, porque varía dependiendo de cada territorio”.
La MOE insistió, como lo viene alertando de tiempo atrás, en que muchos gastos están pasando “de agache” y no se reportan en Cuentas Claras, por la misma incapacidad que tiene la autoridad electoral en estos momentos para hacerle seguimiento a esos recursos.
“Ahorita lo único que debería estar permitido es la campaña para la recolección de firmas. Entonces, tenemos ahí un primer problema, por la poca capacidad que tienen las autoridades electorales de hacerle seguimiento en tiempo real y oportuno a esos recursos de los grupos significativos”, manifestó Pabón.
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La MOE advirtió, igualmente, que cada vez se hace más complejo una revisión rigurosa a los montos de campaña, toda vez que de 14 partidos y movimientos políticos, hoy se habla ya de unos 28, sin contar la explosión de candidaturas por firmas que habrá este año.
“Eso lo que significa es una mayor dificultad para hacerle seguimiento a los partidos, a sus recursos, a sus candidatos, sumado a una autoridad electoral que está en Bogotá, que está centralizada y no tiene presencia regional”, advirtió el delegado de la Misión.
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