Los migrantes intentan reconstruir sus vidas en nuevas comunidades que los han acogido, en Colombia, donde están la mayoría de ellos y de nacionalidad venezolana, el panorama es un desafío para cientos de niños, que en el país llevan más de dos años por fuera del sistema escolar, según cifras oficiales.
Este martes, en el Día del Refugiado o Migrante, que se conmemora cada año en el mundo, Unicef hace un llamado al Gobierno colombiano a garantizar a los menores el derecho a la educación sin exclusiones.
“El acceso a la educación, como prioridad de una política pública inclusiva con las personas migrantes y refugiadas, es a su vez catalizador de otros derechos: las escuelas son entornos protectores que les permiten a los niños y niñas contar además con alimentación, acceso al cuidado, participación y protección frente a diversas formas de violencia o ante las consecuencias del conflicto armado”, aseguró Tanya Chapuisat, representante de Unicef en Colombia.
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Según cifras del Ministerio de Educación, Colombia pasó de contar con 34.030 niños migrantes y refugiados matriculados en el 2018 a contabilizar 590.489 en abril de 2023. “Esto demuestra el compromiso del gobierno de Colombia con la garantía de derechos y la promoción de una educación sin barreras, pero al mismo tiempo plantea retos y desafíos: aún hay que hacer un esfuerzo adicional por los más de 135.000 niños y niñas migrantes y refugiados venezolanos que se encuentran por fuera del sistema o no pueden acceder a educación”, agregó Chapuisat.
Para Luis Eduardo Ríos, oficial de protección de Unicef, la condición de movilidad de la población refugiada y migrante plantea la necesidad de implementar nuevos modelos de educación.
“El sistema educativo debe seguir creando planes de aceleración y nivelación para que recuperen el tiempo perdido, se actualicen y puedan completar sus trayectorias educativas”, dijo Ríos.
Unicef recalca que todo niño, niña o adolescente refugiado migrante en este país debe seguir accediendo el sistema educativo y deben llegar a las escuelas y quedarse en ellas, que se nivelen para que aceleren sus aprendizajes y continúe con sus trayectorias educativas.
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“Ese es el llamado que hacemos nosotros. Reconocemos los esfuerzos que han hecho el Estado colombiano, la sociedad y la cooperación internacional y nacional para que los niños migrantes y refugiados accedan, pero esos esfuerzos hay que redoblarlos. Hay que continuar trabajando por esos niños migrantes que están por fuera de un nivel educativo. Hay que buscarlos, hay que convocarles e invitarles para que hagan parte del sistema educativo protector que activará otros tipos de derechos como a la alimentación, la salud protección”, añadió Ríos.
Llegan para quedarse
El vocero, recalca que el camino que elige el migrante ha cambiado en los últimos meses en Colombia y sobretodo, Norte de Santander.
“Antes hablábamos de pendularidad, es decir, personas que pasaban y regresaban a su país, ahora llegan para quedarse, tenemos personas migrantes con vocación de permanencia, así que ese es un perfil migratorio que hay que analizar de una manera distinta, pues es importante, en el caso de los niños, que no solamente se amplié cobertura, sino que también se promuevan estrategias de nivelación y aceleración de aprendizajes”.
Lo que falta en materia de educación
Ríos, asegura que desde 2018 particularmente el Estado colombiano con el Ministerio de Educación ha promovido un proceso de acceso para niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes, sin ningún tipo de limitaciones o barreras pero hay falencias que deben corregir.“Las dificultades están en la cantidad de cupos y en la necesidad de que existan dentro de las escuelas estrategias de aceleración y nivelación porque normalmente en promedio un niño una niña un adolescente migrante o refugiado han perdido aproximadamente 2 años en el proceso educativo son aprendizajes que se han postergado, entones, si no se recuperan rápidamente, si no hay una nivelación acelerada, pues van a poder acceder eventualmente a la escuela, pero no van a permanecer en ellas”.
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