El paso por los puentes que se construyeron a un costado de la terminal de transporte de Cúcuta y donde permanece el monumento del Indio está convertido en toda una tortura para quienes deben ir en horas nocturnas del centro a Atalaya y al norte de la ciudad, y viceversa.
Todo porque el sistema de alumbrado público con que quedaron dotados los tres viaductos y que funciona con luz solar está fuera de servicio y ello deja en la más completa oscuridad la zona, propicia para que las bandas criminales al servicio del narcotráfico la tengan convertida en olla y atracadero.
Según las denuncias que conoció La Opinión de los propios afectados, residentes en Atalaya y barrios aledaños, se presentan atracos a mano armada “así se movilice uno en motocicleta, cicla o carro, igual se corre peligro”, dijo Samuel Quintero, empleado de una ferretería que funciona en el centro.
También se afirma por parte de la comunidad que como el sitio queda en una tiniebla en las noches, esto se les facilita a los jíbaros para instalar la olla debajo de los puentes, lo cual compromete la buena imagen de la ciudad para los cientos de turistas que arriban en horas nocturnas por la terminal terrestre.
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“Eso es con lo que se están encontrando los viajeros, con la venta descarada de sustancias sicoactivas y con unos puentes en la oscuridad, eso no tiene explicación, más ahora que la nueva administración está tan juiciosa atacando la inseguridad”, dijo Adelaida Pinzón, vecina de la Diagonal Santander.
El veedor ciudadano, Francisco Puerto, señaló que lo que viene sucediendo en la intersección vial del terminal de Transporte es preocupante y atenta contra la seguridad de las personas que deben transitar por ese viaducto.
“Ahí prácticamente se formó un nido de ladrones. En las noches es imposible transitar por ahí, es un suicidio pasar por ahí. Lo mismo pasa en el puente del Aeropuerto, en la Comuna Seis. Que está en tinieblas”, aseguró Puerto.