Luis Andrés fijó la mirada en una de las mesas de un restaurante ubicado en el barrio La Riviera y en ella reflejaba tristeza, hambre y resignación. En los cortos 8 años de edad de este menor, abundan los rastros de pobreza y de dificultades que debe afrontar a diario.

Lea: 

Al otro extremo, en la mesa del establecimiento, una familia goza de una cena, mientras se percata de la presencia del niño que, sin mencionar ninguna palabra anhela ser parte del banquete.

Luis Andrés se acerca con nervios hasta la familia, que a pesar de ser extraña para él, es con la que guarda la esperanza de calmar el hambre y de esta manera poder continuar ofreciendo dulces en los alrededores del sector.

A pocos metros de esta escena está sentada una mujer, de aproximadamente 25 años. En sus brazos carga a un bebé de 2 y el resto de dulces, de los mismos que Luis Andrés ofrece a cuanto vehículo se acerca al semáforo más cercano y a los transeúntes y visitantes de este prestigioso sector de la ciudad.

Aunque para la familia que llegó a cenar al restaurante es otro de los tantos momentos que los cucuteños viven a diario, finalmente se conmovió y le ofreció comida y un vaso de gaseosa al menor, que de inmediato cambió su rostro y extendió una sonrisa, seguida de agradecimientos.

Luis Andrés corrió hasta donde está su mamá, la mujer que lo esperaba sentada en la calle en un separador, para compartir con ella el bocado que le acaban de dar.

Después de sentarse junto con la mujer y disfrutar de la cena, la misión de Luis Andrés vuelve a iniciar y este niño, al que se le escapan las horas para aprender a leer o a escribir, regresa a trabajar para conseguir algo de dinero para su familia.

“Yo trabajo para ayudar a mi mamá, porque no tenemos plata y todo está muy caro”, es la única frase que expresó Luis Andrés, mientras ofrece 3 chupetas por 500 pesos.

En medio de su inocencia, se aparta lentamente del lugar, mientras va contando las monedas que recolectó en el último cambio de semáforo.

La situación de Luis Andrés es común en Cúcuta, donde el trabajo infantil sigue expandiéndose a diario.

En lo corrido de este año, el Departamento Administrativo de Bienestar Social de Cúcuta, ha focalizado al menos a 150 niños con trabajo en la ciudad.

Los lugares más comunes donde se presenta este fenómeno son la avenida Cero, en los semáforos, en plazas de mercado, restaurantes, en Los Caobos, la Terminal de Transportes y en el sector de la ciudadela Juan Atalaya.

Angélica Paola Osorio Cuberos, profesional encargada del programa de Primera Infancia y Adolescencia de Bienestar Social, aseguró que constantemente la Alcaldía adelanta junto con otros organismos como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la Policía y diferentes despachos de la administración municipal, jornadas de prevención contra el trabajo infantil, así como la búsqueda de esta población en los diferentes rincones de la ciudad.

“En las jornadas de búsqueda de los niños que están trabajando se caracteriza a esta población, se inicia el restablecimiento de los derechos, se brinda acompañamiento de educación, salud y se vincula a la familia del menor en programas y proyectos para generar empleo junto con otras entidades”, explicó la funcionaria.

Conozca: Contundente reclamo a los violentos hizo Norte

El Instituto Municipal para la Recreación y el Deporte (IMRD) también se une a estas campañas y jornadas, brindándole programas para los tiempos libres, como una de las tantas maneras de  procurar evitar que los menores continúen en las calles.

 Las jornadas de búsqueda del Departamento Administrativo de Bienestar Social se intensifican para mitigar el trabajo infantil.

Pobreza y entorno familiar

Una característica similar que identifican las entidades y las instituciones que están detrás de detección del trabajo infantil en Cúcuta es que la pobreza es el común denominador entre los niños que son explotados laboralmente.

“Hay un alto porcentaje de población migrante que recurre a ventas informales para conseguir el sustento. En los niños colombianos se evidencia mucho el uso que le dan sus familias para lucrarse. Finalmente la pobreza siempre está presente en estos casos”, dijo Osorio.

Las rupturas familiares y la presencia de familias disfuncionales también es otra variable que vulnera a los niños que siempre buscan el sustento en las calles, en lugar de dedicarse a estudiar y a vivir la niñez como lo debe garantizar el Estado.

Para la psicóloga Milena Corredor, los niños que son expuestos a jornadas de trabajo en las calles deben tener un tratamiento adecuado para impulsar el autoestima, fomentar la vida normal de un infante y proyectar siempre un plan de mejoramiento basado en el estudio y en la superación personal.

“Los papás deben ser conscientes de que los niños tienen que recibir educación, que deben ser tratados con delicadeza y brindarles amor, sin exponerlos a humillaciones y a los peligros que trae consigo la calle”, explicó la profesional.

Definición del trabajo infantil

No todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva.

Entre otras actividades, cabe citar la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo.

Lea también: Arrancó II Fase del plan piloto de movilidad

Este tipo de actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el bienestar de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta. El término trabajo infantil suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.

* Nombre cambiado

Debe primar la educación

La pobreza es el común denominador en los casos de trabajo infantil detectados en Cúcuta.

“Norte de Santander es uno de los departamentos con mayor índice en trabajo infantil, por tal motivo se ha trabajado de la mano con la Gobernación de Norte de Santander y demás entidades que se han comprometido en erradicar la desnutrición y el trabajo infantil, a través del derecho de la educación, el juego, recreación y descanso para los niños, niñas y adolescentes”, afirmó el año pasado la directora nacional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Beatrice Eugenia López Cabrera, durante la instalación del programa ‘Cultura Fest: El arte de prevenir el trabajo infantil’.

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en: https://bit.ly/_Suscríbete_Aquí