En las últimas semanas, el país ha venido escuchando con insistencia sobre la Consulta Popular promovida por  el presidente Gustavo Petro para sacar adelante la reforma laboral que estuvo a punto de hundirse en el Senado, pero que hoy está en discusión nuevamente.

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Esta iniciativa del Gobierno volvió a poner sobre la mesa la relevancia de los mecanismos de participación consagrados en la Constitución Política de 1991, como una herramienta que tienen los ciudadanos para involucrarse en la toma de decisiones sobre asuntos de interés general.

De ahí la insistencia del jefe de Estado en sacar adelante esta propuesta, pues, en su criterio, serán los colombianos los que decidirán si están de acuerdo o no con que se implementen una serie de medidas que mejoren las condiciones laborales de los trabajadores.

Y si bien la Consulta Popular es hoy la protagonista, hay otro mecanismo que viene haciendo trámite desde hace algunas semanas en el Congreso de la República, pero que ha pasado más bien inadvertido, entre el agite y las discusiones políticas en que está sumido el país.

Se trata del referendo por la autonomía fiscal, ‘Por las regiones, firme’, que, a diferencia de la iniciativa del Gobierno, es promovido e impulsado por un grupo de ciudadanos cuya apuesta es lograr que los departamentos administren los recursos que producen en materia fiscal y los pueda utilizar, sin requerir la intermediación del Gobierno Central.

Quienes lo impulsan aseguran que de lo que se trata es de que las autoridades departamentales gestionen directamente el dinero para priorizar proyectos específicos en sus territorios, reformando el artículo 298 de la Constitución.

Para materializar esa idea, el comité promotor, liderado por varios políticos regionales y excongresistas, recaudó el año pasado más de 3.3 millones de firmas, las cuales fueron entregadas a la Registraduría y de estas fueron avaladas 2’184.000.

Esto les permitió dar el siguiente paso en el proceso, al cumplir con el requisito exigido, y en abril pasado el referendo llegó al Congreso de la República donde tendrá que enfrentarse al siguiente reto, que es la aprobación por parte de la mayoría de los miembros de la corporación. Ahora será la Comisión Primera de Senado la encargada de avanzar  con esta discusión.

Para conocer un poco más sobre la dinámica de este mecanismo de participación, los tiempos que le esperan y si, al igual que la Consulta Popular del Gobierno, el referendo se podría cruzar con las elecciones legislativas y presidenciales del próximo año, La Opinión conversó con Alfonso Portela, exregistrador delegado en lo electoral y experto en la materia, quien aclara que la autonomía territorial no es un asunto nuevo, pero lo que persigue este mecanismo es consolidar lo que la misma Constitución pregona desde hace 34 años.

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“Ya tuvimos una experiencia muy parecida, que fue el acto legislativo que modificó el Sistema General de Participaciones. Venía de un 23% y fue aumentado a un 39%. Incluso, fue un nortesantandereano el que estuvo al frente de ese proyecto”,dice Portela, en alusión al exministro Juan Fernando Cristo.

El experto en asuntos electorales explicó que lo que plantea  el referendo es algo parecido, pero aquí ya no se habla de porcentaje, sino de autonomía fiscal. “Que los recursos que recoja o produzcan los departamentos en materia de impuestos, sean administrados por los propios departamentos”.

Dice que estudios económicos demuestran que un esquema como el que se propone le vendría muy bien al desarrollo de las regiones y basado en ello es que se viene fortaleciendo la idea que pretenden consolidar ahora con el referendo.

“Por ejemplo, se dice que Bogotá produce más o menos el 30%  del presupuesto de la nación en materia fiscal y por vía de devolución recibe algo así como el 10%. Entonces, aquí de lo que se trata es de eso, de que, en la medida que se produzca, también se reciba y que se tenga la autonomía para el manejo de esos recursos.  Así se fortalecen las administraciones tanto departamentales como municipales”, sostuvo.

El trámite

Alfonso Portela se refirió al camino que comienza a recorrer ahora el llamado ‘Referendo por las regiones’ en el Congreso y admitió que aunque este mecanismo, junto con la revocatoria del mandato, son los más usados por los ciudadanos, es cierto que el clima electoral del país le ha bajado un poco el protagonismo a la iniciativa.

Aun así, señala que eso no quiere decir que la propuesta esté en un segundo plano, sino que está “corriendo”, en los términos y los tiempos como corresponden, entendiendo que en estos momentos está en la fase de construcción desde el Legislativo, para después pasar a la Corte Constitucional, a revisión.

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“Una vez se pase ese filtro, pues tendría que venir todo un ejercicio de promoción de lo que se está planteando,  porque ya lo que queda es llegar al contacto con la ciudadanía para que lo entienda”, precisa.

En sus cálculos, el desarrollo y votación del mecanismo en las urnas se postergaría hasta el año entrante, después de las elecciones de Congreso y de Presidencia de la República.

“Ahorita, apenas está en discusión la ley de convocatoria y eso es lo primero que se tiene que agotar. Después, se tiene que pasar el filtro de la Corte Constitucional y eso toma tiempo. Entonces, lo más probable es que, de pronto sea el próximo Congreso el que esté presente, no en la decisión de la ley, porque sí creo que los tiempos obligan a que sea este Congreso el que decida el tema de la ley, pero la votación sí le correspondería ya a un nuevo Congreso”, explica.

Referendo y elecciones

Teniendo en cuenta que, de prosperar la convocatoria al referendo, la votación de la iniciativa podría darse en el segundo semestre del 2026, después de que se surtan los comicios de Congreso y Presidencia, Alfonso Portela admite que podría haber un agotamiento por parte del electorado.

Sin embargo, su teoría para respaldar que el mecanismo tiene opciones de salir adelante es la siguiente: “La ciudadanía, en una materia distinta a las elecciones regulares, suele comportarse de una manera diferente. Necesariamente debe haber, eso sí, una promoción lo suficientemente fuerte para que se incentive al ciudadano a participar y a votar conscientemente el referendo, porque si no se hace una difusión lo suficientemente fuerte, se da ese comportamiento ciudadano que suele ocurrir”.

Por eso, insistió en que lo que se debe procurar es que los electores tengan la información y la motivación necesaria para poder participar.

“Creo que esta es la expresión más limpia y original del ciudadano en la participación de la vida del país, y es tan importante que se informe a la ciudadanía de esa capacidad que tiene y  de que su voto tiene toda esa fortaleza para poder cambiar las cosas”, expresa el exregistrador delegado.

Para que un referendo prospere, una vez llegue a las urnas, deberá contar con la participación de al menos el 25% del censo electoral y obtener la mayoría simple de los votos.

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